Saturday, August 22, 2015

capitulo 19

—A Boris le encantan los niños, y tu hijo no tiene miedo. Deberías estar orgullosa de él.
El perro se tumbo sobre la alfombra y restregó la cara contra el pecho de Santino.
—Lo estoy —respondió Lali a la defensiva.
  Alejo observó al niño y al perro durante unos tensos minutos, y después murmuró satisfecho:
—Es un muchacho encantador, y tiene un fuerte aire de familia. ¿Tú qué crees, Peter?
  Lali tragó, contuvo el aliento.
—Sí, es un chico encantador —admitió Peter.
—Sé reconocer la nariz de un Lanzani cuando la veo—aseguró el anciano mientras tiraba de una cuerda junto a la enorme chimenea. Has hecho muy bien criándolo tú sola, Lali. No te ha debido de resultar nada fácil.
  Lali volvió a tragar, y se preguntó si era una locura ver agresividad en la sonrisa de Alejo cuando la recibía con mucha más cortesía de la que jamás hubiera esperado.
—No, no lo fue.
—Bueno, ahora eso ya se terminó. Tu vida está apunto de cambiar —la informó Alejo.
—No estoy muy segura de que quiera que mi vida...
—Tengo muchas ganas de tener a un niño en esta casa por Navidad —continuó Alejo como si no la hubiera oído—. Las fiestas son muy distintas cuando todos han crecido. Querrás lavarte antes de la cena, claro. Espero que te encuentres a gusto entre nosotros, Lali. Deberías tener… hemos contratado a una niñera para que te ayude.
— ¿Una niñera? —repitió Lali incrédula.
—Harriet Davis trabajaba para uno de nuestros vecinos, y tiene excelentes referencias —asintió Alejo—. Está ansiosa por conocer a este pequeñín.
  Lali abrió la boca para protestar pero en ese instante se abrió la puerta y entró la niñera con paso decidido. Sonrió ampliamente, mirando a Lali, y volvió su atención de inmediato sobre el niño, que seguía arrodillado en la alfombra junto al perro.
— ¡Oh, qué perro tan bonito! —exclamó la niñera.
—La señorita Davis va a quedarse vigilando mientras Santino y yo nos vamos conociendo —añadió Alejo dando por concluida la entrevista.
  Peter agarró a Lali por los hombros y la sacó de la habitación.
—Santino estará bien —comentó Peter observando su desconcierto—. No puedes pasarte noche y día atada a un niño. Te enseñaré tu habitación.
—Ahora que ya me has separado de mi hijo... misión cumplida ¿no es eso? —contestó Lali en tono de reproche mientras lo seguía por las escaleras.
—Si mi misión estuviera cumplida… —dijo Peter haciendo una pausa en el descansillo de la escalera para esperarla—..., no estaría aquí, ardiendo de lujuria.
—Peter... —contestó Lali con un estremecimiento, observando sus explícitos ojos.
—Por otra parte la última vez no conseguí saciarme—confesó Peter con voz ronca—, No tuve suficiente de ti. Ni tú de mí. Ningún hombre olvidaría una bienvenida como la que me diste tú —Lali se ruborizó profundamente y sus pechos se pusieron tensos. Peter continuó—: ¿Quién podría culparme por querer saborearlo una vez más? Y no finjas que a ti no te ocurre lo mismo, porque tendré que acusarte de mentir. ¿Por qué mentir? No hay nada de malo en admitir que se tiene sed..., ni en satisfacerla.
  Lali respiró hondo y apartó la vista. Seguía profundamente ruborizada. El punto de vista de Peter lo simplificaba todo. El sexo era un mero apetito, sin complicaciones. Pero, ¿por qué iba a ver Peter ninguna complicación? La facilidad con la que ella se había rendido dos años y medio atrás explicaba su opinión. Tenía una doble moral, jamás amaría o se casaría con una mujer de valores permisivos. Agustin se había mostrado muy sarcástico al hablar de la falta de relaciones prematrimoniales entre Peter y Belen.
—Dice mucho sobre la forma de ser de Peter —había asegurado Agustin—. Ha tenido un montón de aventuras, pero cuando se trata de contraer matrimonio vuelve la vista hacia su casa y escoge a una griega que es un dechado de virtudes.
Recordar aquello la hizo ruborizarse. Lali comprendió que había estado con la mente en otra parte, y que Peter la observaba inquisitivo mientras la esperaba.
— ¿Donde voy a dormir, en el ático?
En respuesta a aquella pregunta, Peter continuó caminando y abrió la puerta de un dormitorio magnífico la: suite china. Lali se quedó de pie en el umbral observando el exquisito interior de paredes de papel pintado y la cama con dosel.
—Acuéstate un rato antes de la cena —sugirió Peter amablemente
Nada más quedarse sola, Lali dio un paso adelante sobre la mullida alfombra con cierto sentimiento de culpabilidad. La habitación disponía de baño y vestidor, y estaba en el ala sur, junto a la mayor parte de habitaciones de invitados. El ala sur había sido construida en el siglo XVI y era completamente distinta de la parte original, de estilo Tudor, oscura y con paredes de madera.
El padre y la madrastra de Lali vivían en la planta baja del ala norte construida unos ciento quince años atrás al estilo victoriano Era la parte más nueva y, sin embargo, la de menor resistencia al paso del tiempo.
—Es un agujero oscuro e inmundo —había dicho su madre, Emilia, con desagrado—. ¡No entiendo cómo esperaba tu padre que viviera en un lugar así! -
La separación de los padres de Angie había sido amarga y definitiva Emilia había pedido el divorcio y jamás había vuelto a miras atrás. Era una cocinera cualificada, y había puesto su propio restaurante mientras llevaba a Lali a un internado a la edad de siete años. Solo entonces le había confesado a Lali que su padre, a quien jamás había visto, era mayordomo y que tenía que mantenerlo en secreto si no quería que sus compañeras de colegio se rieran.
En resumen, Lali había crecido aprendiendo a avergonzarse de su padre y de su trabajo. Sin embargo, a los trece años, Emilia había muerto de un ataque al corazón, y Nicolas había pasado a ser alguien importante en su vida.
  Lali se vio obligada entonces a abandonar el colegio y todo lo que le era familiar en el plazo de un mes, a asistir a un colegio de Devon y a vivir en Deveraux Court. Alegre y dicharachera, Lali irrumpió en la vida de su padre y de su madrastra, tranquila y humilde, como una amenaza para sus costumbres y sus expectativas. Las oscuras y
húmedas dependencias de la servidumbre la horrorizaron y, al igual que a su madre, la lealtad incontestable de su padre a un viejo amo que le pagaba una miseria la había sublevado.

4 comments: