Monday, August 24, 2015

capitulo 29

—Yo te diré qué es lo que no es justo —respondió Peter haciendo caso omiso, aparentemente, de sus protestas—. Lo que no es justo es lo que le has hecho a mi hijo... él es la víctima inocente
  Lali se quedó completamente pálida.Peter continuo su camino, pero ella dejó de perseguirlo. Ya no tenía tantas ganas de salvar a Agustin de una muerte segura. Jamás había jugado con los dos hombres, no los había enfrentado. Aquella acusación no era justa. Había estado demasiado enamorada, demasiado atormentada por la idea de perder a Peter y, después, por estar embarazada, como para darse cuenta de que Agustin abrigaba algo más que sentimientos de amistad por ella.
De pronto, oyó un grito y un gemido amortiguado corrió a las escaleras. Bajó la mitad de la distancia y se quedó helada al ver el espectáculo. Abajo, en el Gran Hall, Agustin salía inocentemente de desayunar para batirse después en franca retirada. Peter caminaba a zancadas hacia él.
—¿Es que tengo que perseguirte para poder pelearme contigo? —preguntó Peter a voz en grito.
—Así que Lali te lo ha dicho por fin... ¿Qué te pasa?, te hice un favor contándote esa historia. ¡Y si la hubieras dejado en paz, ella jamás habría vuelto a asomarse por aquí! —Peter pegó a Agustin con tal violencia, que Lali solo vio un rápido movimiento, y después a Agustin, tratando de ponerse en pie. Pálida y temblorosa, Lali se aferró a la barandilla ¿Por qué me echas la culpa a mí cuando por fin conoces las consecuencias de tu error?—añadió Agustin resentido.
  Peter comenzó a soltar improperios en griego, y justo entonces una puerta se abrió en la parte de atrás del vestíbulo. Era Santino, que corrió contento y excitado a lanzarse a las piernas de Peter. Agusitn aprovechó para salir por la puerta principal diciendo:
—Me voy a recoger a Tally al aeropuerto… utilizaremos el apartamento de la ciudad durante una noche o dos…
Peter no dijo nada. Ni siquiera miró en dirección a su primo. Miraba a Santino fijamente. Inconsciente de lo que ocurría, el niño continuaba tirando a Peter de la ropa, alargando los brazos y pidiendo que lo tomaran en brazos.
— ¡Llévame Peter… llévame!
Los ojos de Lali se llenaron de lágrimas. Trató de calmarse. Cuando volvió a mirar, Peter estaba agachado al nivel de Santino, diciéndole algo. Podía notar la tensión en sus hombros, pero no veía su rostro. Ella bajó las escaleras y Peter tomó al niño en brazos.
  Peter acunó al niño sin dejar de mirarlo, mostrando sin vergüenza sus Sentimientos, más intensos que nunca. Sus ojos brillaban como no lo habían hecho jamás. Lali sintió un nudo en el estómago. Entonces, él la vio y se puso rígido, la miró con tal expresión de enfado y de reproche que sintió que los músculos se le agarrotaban.
—Lo siento... —se disculpó ella, sobrecogida por la culpa.
—Tus disculpas jamás serán suficientes —juró Peter curvando los labios.
  Lali no trató de seguirlo cuando lo vio llevarse a Santino por las escaleras. Sabía que no podía hacer nada con Peter de tan mal humor. Y además tenía derecho a estar a solas con Santino.
—Se calmará… antes o después —contentó Alejo detrás de ella, sobresaltándola—. Yo que tú lo evitaría mientras tanto —Lali se volvió. El abuelo de Peter caminaba ya hacia el salón—. Aquí hace frío. Cierra la puerta cuando entres.
Tras una pausa, Lali reconoció en aquellas palabras una invitación y lo siguió.
— ¿Cómo sabías que...?
—Lo sospechaba mucho antes de que llegaras —confirmó el anciano—, Pero lo supe con toda certeza en cuanto lo vi.
—Pero si le dijiste a Agusitn que... ¡aquí mismo, anoche, le dijiste que yo era la madre de su hijo!
  Alejo se sentó lentamente en su sillón.
—Se merecía el susto. Actuó muy mal contándole esas mentiras a Peter —explicó posando unos divertidos ojos negros sobre el rostro atónito de Lali—. Y si no le hubieras contado tú la verdad a Peter, habría acabado por contársela yo. Ahora es como un oso enfadado, y todo por tu culpa. Deberías haber imaginado lo que suponía para él tener un hijo.
— ¡Pues no hace tanto tú mismo deseabas que me deshiciera de él! —replicó Lali.
—Sí, es cierto —contestó Alejo serio—. No quería que lo tuvieras porque estaba convencido de que era de Agustin. Agustin jamás podría igualar a Peter y lo último que necesitaba era una esposa que solo estaba con él por que no podía conseguir a su primo.
— ¡Pero si yo jamás miré a Agustin más que como a un amigo! —contestó Lali poniéndose toda colorada.
—Bueno, en aquella época yo no tenía ni la más remota idea de que Peter y tú habíais estado juntos en el Folly, sin hacer nada bueno —admitió Alejo con un reproche directo—. Llevabas semanas con Agustin y, naturalmente, supuse que él era el responsable de tu estado. Ni siquiera hablé de ello con él.
  Lali cambió el peso de su cuerpo de una pierna a la otra. Estaba inquieta, molesta ante los francos reproches de Alejo. Seguramente, en algún momento hablaría de los robos. En aquel entonces, su convicción de que era una ladrona había influido en su actitud, Alejo continuó:
—Entonces, Peter dejó escapar un comentario. Dijo que Agustin se jactaba de haberte dado dinero para abortar. Pero eso no tenía sentido. Agustin estaba chiflado por ti, hubiera debido desear casarse contigo. Y la explicación más lógica era que tu bebé no era hijo suyo, y él lo sabía… no me hizo falta ir muy lejos para ver que Peter no se comportaba como un mero observador que no tuviera ningún interés.
— ¿Y cómo se comportaba entonces? —se apresuró a preguntar Lali.
  Alejo la miró con ojos de experto.
—Sigues siendo la admiradora más devota de Peter, ¿verdad? —inquirió divertido—. Diré una cosa en tu favor, Lali: no eres frívola ni inconstante. Demuestras tener energía y eres insistente y yo admiro mucho eso en una mujer
La puerta del salón se abrió y Nicolas entró con el periódico del día. Alejo le dirigió una inesperada y calurosa sonrisa.
— ¡Nicolas, viejo amigo... eso de soltar a Santino justo a tiempo ha sido un toque maestro!
—Gracias, señor.

2 comments: