Thursday, August 20, 2015

capitulo 6

El dinero lo era todo, reflexioné Lali. Mercedes había llamado por teléfono a todas sus amigas contándoles cosas como: «No puedes ni imaginarte quién estuvo anoche en mi casa... era el hombre más encantador… debe tener millones... Sí, el padre de nuestra niñera trabaja para él... tengo la sensación de que los griegos no son tan clasistas como nosotros... »
  Lali cerró de golpe la puerta del lavavajillas reflexionando sobre las estúpidas palabras de su jefa. Mercedes no podía ni imaginarse lo clasistas que eran los griegos. Cuando, al despertar de su estado de embriaguez, Peter se había dado cuenta de que estaba en la cama con la hija del mayordomo, se había levantado más veloz que el rayo. Ni siquiera entonces, sin embargo, se había sentido Lali preparada para el rotundo rechazo que acabaría con aquel breve episodio de intimidad y que la dejaría sin esperanza... ni orgullo.
El timbre de la puerta sonó. Lali se encaminó hacia el vestíbulo y se detuvo en seco delante del porche. Por la ventana lateral podía ver la gorra del chofer de una im presionante limosina. Contuvo el aliento y abrió. Peter, tremendamente atractivo y elegante con un traje gris, camisa de seda blanca y corbata azul, la miraba. Estaba guapísimo. El corazón de Lali palpitó. Una intensa y excitante emoción la paralizó.
—No esperaba que volvieras —susurré ella.
  Peter esbozó una efímera sonrisa y desvió la vista por encima de su hombro.
— ¿Señora Amadeo?
—Llámame Mercedes, por favor...
  Peter pasó por delante de Lali como si fuera invisible y estrechó la mano que Mercedes le tendía.
— ¿Peter...? —musité Lali confusa.
—He venido a hablar con tu jefa, Lali. Si nos disculpas...
—Vamos al salón —intervino Mercedes sonriendo satisfecha—. Prepara café, Lali.
Molesta e incrédula ante aquella respuesta, Lali se dirigió a la cocina a preparar café. Luego, volvió al salón.
—Lo lamento mucho, pero me temo que no podemos prescindir de ella ahora mismo. Vamos a tener invitados en navidades y... —estaba diciendo Mercedes.
  Lali abrió la puerta, que estaba entornada, y se quedo de pie en el umbral, furiosa al comprender que la habían excluido de una discusión que la concernía directamente. ¿Cómo se atrevía Peter a hacer algo así?
— ¿Cuando tuvo Lali sus últimas vacaciones? —preguntó entonces Peter, de pie junto a la chimenea.
—Eh... pues... —tartamudeé Mercedes, que no estaba preparada para esa pregunta.
—En realidad, Lali no ha tenido nunca vacaciones en esta casa, ¿verdad, señora Amadeo? —continuo Peter con un brillo de ironía en los ojos.
— ¿De dónde demonios se ha sacado esa idea? —contraatacó Mercedes irritada.
—Peter... —comenzó a decir Lali en voz baja.
—Las condiciones de trabajo de Lali son vergonzosas, son la comidilla del vecindario —continúo Peter serio—. En realidad decir que es una esclava en esta casa es incluso generoso.
— ¿Cómo… cómo dice? —preguntó Mercedes sorprendida.
— ¡Peter por el amor de Dios! —intervino Lali horrorizada.
Pero Peter, sin embargo, ni siquiera la miró.
—Se ha aprovechado de que era una adolescente, de que estaba embarazada. Lleva más de dos años trabajando sin cesar, trabaja más de ocho horas diarias, y a cambio le paga una miseria. Hay que ser responsable con los empleados, es un deber, y usted lo ha olvidado. Y no eres ni pobre ni tonta, así que no hay circunstancias atenuantes que puedan justificar tu falta de escrúpulos — acabó, tuteándola
— ¿Cómo te atreves a hablarme en ese tono? Fuera de mi casa —exclamó Mercedes roja de ira.
—Ve a hacer tu maleta, Lali —murmuró Peter sin parpadear, comenzando a esbozar una sonrisa—, Te espero en el coche.
—Yo no voy a ninguna parte... —comenzó a decir Lali.
—Así que soy la comidilla del vecindario, ¿eh? —comento Mercedes mirando a Lali con una expresión acusadora —. ¡Cuando pienso en todo lo que hemos hecho por ti!
—No has hecho nada por ella excepto utilizarla en fu propio beneficio —intervino Peter irónico.
— ¡Estas despedida! Quiero que ese niño y tú salgáis de esta casa ahora mismo! — gritó Mercedes.
    
   Lali sacó la pesada maleta por la puerta mientras Mercedes seguía gritando detrás de ella. Un hombre de uniforme la esperaba listo para ayudarla. La puerta de la casa se cerró de golpe tras ella. Lali se apresuró al jardín de atrás a recoger a Santino. en donde había permanecido mientras hacía la maleta. Poco tiempo le había llevado hacerla, con Mercedes de pie, soltando gritos. La señora Amadeo se había negado a que se llevara la ropa de Santino argumentando que no se la había regalado, sino prestado. Y lo mismo había ocurrido con los juguetes. Lali tomó a su hijo en brazos y lo estrechó. El niño la miró confuso, con los ojos muy abiertos.
—Santino... mataré a Peter por esto... ¡te lo juro!
El chofer le abrió la puerta de la limusina. Lali entró, tensa, y levantó la vista. Peter miraba fijamente al niño sentado sobre su regazo.
—Es muy... moreno —comentó Peter tras un momento de vacilación. Lali, sobresaltada, bajó la cabeza y sentó al niño en el asiento, ocupándose de abrocharle el cinturón—. Pensé que sería rubio… —continuó Peter sin apartar los ojos de Santino.
El niño levantó la vista mostrando sus ojos castaños, su pelo negro rizado y su piel aceitunada. Lali, horrorizada, se apresuró a explicar:
—Es que ha salido a mi madre.., era muy morena. Ocurre a veces..., es cosa de los genes, ya sabes.
—Yo no conocí a tu madre.

4 comments:

  1. que hdp es mercedes como puede tratar asi y me da risa lo que hiso peter ajjaaja se salio con la suya de que despidiera a lali.

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  2. espero que peter, pronto se de cuenta que santino es hijo suyo

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