Thursday, August 27, 2015

capitulo 1

Gaston Dalmau escudriñó el rostro atónito de Lali y sonrió.
-Yo creo que el viaje a Cerdeña te puede servir de terapia. Es un sitio perfecto para superar los amores...
-¡Peter ya no es el amor de mi vida! -contraatacó Lali, con los dientes apretados y su cuerpo tenso como la cuerda de una ballesta.
Gas frunció el ceño, fingiendo concentración.
-Pues creo recordar que cada vez que has visto a ese tipo las piernas se te hacían mantequilla.
Le estaba recordando algo que a ella se le había escapado en una fiesta que dieron en la oficina, en la que bebió demasiado. En aquella fiesta, había intentado que la aceptaran como una más del grupo. Debería haberse imaginado que Gas se lo repetiría en cuanto se le presentara la ocasión.
-Pasé cinco años horribles en Cerdeña. No puedes recriminarme el que no quiera volver.
-Tampoco tienes que quedarte. Ni siquiera tienes que cambiar tu plan de vacaciones. ¿Quién más hay allí? Dan está todavía en Francia y la mujer de Marty va a dar a luz cualquier día de estos...
Lali no quiso presionarlo. La agencia de viajes, de la cual tenía una buena parte de las acciones, se especializaba en alojamiento con autoservicio en el extranjero, y el negocio no había ido muy bien en los últimos meses.
Lali era una mujer joven, grácil y delgada. Llevaba un traje de chaqueta negro, elegido para que no resaltaran sus formas femeninas. Tenía los ojos negros , pestañas negras y largas, con cejas del mismo color. El pelo, castaño, lo llevaba recogido en una coleta, sujeta por un prendedor. El prendedor era la única concesión que hacía a su condición de mujer.
-Además eres de allí -musitó Gas con satisfación-. Esa es una ventaja.
-Yo soy inglesa -le recordó Lali.
-Seis villas en Costa Esmeralda. Vas a verlas, firmas el contrato con el propietario, te vuelves a Italia y ya está. A lo mejor, cuando vuelvas de vacaciones te apetece celebrarlo conmigo en una romántica cena para dos -sugirió Gas, sonriendo de forma muy sugerente.
Lali se puso colorada. Eran amigos, pero últimamente Gas había tratado de convencerla para que tuvieran una relación más íntima. Ella le había respondido, con mucha delicadeza, que no y su insistencia la estaba poniendo en una situación bastante incómoda. Después de todo, no sólo trabajaban juntos, sino que además estaban viviendo bajo el mismo techo.
-Ni lo pienses -le contestó sonriendo, mientras se dirigía a la puerta de salida.
-Hay veces que odio a tu hermano -le informó Lali a la rubia que estaba en la recepción.
Euguenia se limitó a sonreír.
-¿Cerdeña?
-¿Lo sabías? -Lali se sintió traicionada, pero también sabía que estaba demasiado sensibilizada. Ninguno de sus amigos podía saber lo que significaba para ella volver a
pisar aquella isla de nuevo. Porque, al fin y al cabo, no les había contado todo lo que le había pasado allí.
-¿Por qué no me lo dijiste?

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