Monday, August 31, 2015

capitulo 28

Lali frunció el ceño, sin entender la razón de aquel comentario, hasta que vio a Peter y a su abuelo salir al patio. Se fue hacia la puerta y miró la mesa, las sillas y las plantas decorativas que embellecían el espacio que en un tiempo estaba reservado para el perro pastor de Gino.
-Cuando los Frestinis se fueron, tu abuelo compró la casa y la unió a esta -anunció Teresa con orgullo-. Ahora tenemos cuatro habitaciones.
-¿Y de dónde sacó el dinero? -preguntó Lali asombrada.
-Gino se encarga de gestionar todas las tierras que Peter tiene en el pueblo y cuidamos tu casa -contestó Maddalena, muy alegre-. Ahora vivimos con todas las comodidades.
Cuando entraron en la cocina, Lali las siguió. Había un nuevo fogón y también un cuarto de baño, del que Teresa se sentía orgullosa. Luego fueron a los dormitorios, todos muy pequeños, pero muy bien amueblados.
-Aquí es donde tú y Peter dormiréis esta noche -le informó Maddalena, con cierto recato, después de abrir la puerta.
Se asomó y admiró los motivos florales que había en el alféizar de la ventana y la colcha de algodón sobre la cama de hierro forjado, de tamaño muy reducido. La perspectiva de tener que compartir aquella cama tan estrecha con Peter, casi la hizo perder la compostura.
-Te pones colorada, como una recién casada -comentó Teresa, moviendo la cabeza-. ¿No crees que ya va siendo hora de que le des un hijo a tu marido?
-Peter quiso que Lali terminase antes sus estudios -recordó Maddalena a su hermana-Gino dice que Peter quiere que su familia tenga estudios.
-Cuando Lali estaba yendo al colegio aquí, sólo le interesaba Peter. ¿Le escribió alguna vez? ¿Le mandó alguna carta, o un paquete? -decía Teresa con aire de desaprobación-Y cuando Peter venía de visita con su tío, había que tener mucho cuidado contigo. La de cotilleos que han dicho los vecinos de ti, Lali. Por suerte Peter te tomó como esposa...
Lali se puso más colorada aún. De repente se sintió como si tuviera otra vez catorce años, sentada en un rincón escuchando a Teresa recriminarle que era impropio perseguir a Peter de la manera que ella lo hacía. -Pero ahora están casados -comentó Maddalena.
Bajaron al piso de abajo, donde empezaron a preparar la merienda. Los hombres seguían en el jardín, bebiendo vino. Lali pensó que sus tías abuelas pensaban que Peter la había seguido hasta Inglaterra y había resuelto el conflicto entre ellos. Pensaban que había estado viviendo con su madre, para terminar sus estudios. Lo grave era que Peter también había pensado lo mismo.
Gracias a su generosidad su familia de Italia había prosperado como nunca antes lo había hecho. Peter no sólo no había vendido la casa en la que ellos estaban viviendo, sino que los había nombrado administradores. Sin herirles su orgullo, Peter les había dado la oportunidad de mejorar sus vidas.
De pronto se dio cuenta de que tenía los ojos clavados en Peter, con intensidad compulsiva. Su pelo negro brillaba bajo el sol. Era un hombre muy sensual. Era su marido...
Peter volvió la cabeza y se sintió traspasada por su mirada. Se sintió como si hubiera tocado una verja electrificada. No podía apartar la mirada de él. Fue Peter el primero en retirarla. Le dijo algo a su abuelo y se levantó.
-Sacaré tu maleta del coche -comentó.
-¿No crees que es mejor pasar la noche en otro sitio? -sugirió ella.

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