Tuesday, August 18, 2015

capitulo 98

—Claro. Aguanta unos segundos más.
— Voy a vomitarte encima — advirtió Lali.
— ¡No te atrevas! —susurré él.
Lali oyó aplausos a su alrededor. El mundo daba vueltas, daba vueltas frenéticamente. Hizo ademán de caerse.
Peter la tomé en brazos y la sacó de la iglesia. El aire fresco le sentó bien. — ¡No debiste dejarme beber tanto!
— Sobrevivirás.
Llegaron a la habitación, un pequeño bungalow a ras de tierra. Tenía aire acondicionado, y su interior estaba deliciosamente fresco. Peter la solté en la cama, pero ella se levantó rápidamente y se dirigió al baño.
Él la siguió.
—Respira por la boca. He preparado café, pero intenta pasar varios minutos bajo la ducha la ayudó a quitarse aquella ridícula ropa de turista.
El agua le sentó bien a Lali. De repente, le apetecía de nuevo vivir. Pocos minutos después, se las arregló para salir de la ducha y ponerse una de las batas de franela. A continuación, tras salir al dormitorio, se sentó en el filo de la cama. Peter le puso una taza de café en las manos.
—Menuda noche de bodas —dijo sonriendo.
— No estamos casados de verdad — respondió ella.
—Sí que lo estamos.
—Yo no me he casado contigo. El miedo y el sexo no son motivos suficientes para casarse —Lali le devolvió la taza y se recosté en los almohadones. Luego cerró los ojos—. ¿Por qué? ¿Por qué te has casado conmigo? ¿Para mantenerme a salvo? Me llamaste bruja. Pensabas que, de algún modo, yo fui responsable de la muerte de Euguenia.
—No, no pensaba eso.
—Sí que lo pensabas.
—Lali, te he visto sufrir. Sé que sufriste por Euguenia, nada más. Siento lo que dije.
—¿Lo sientes? Oh, Peter... no puedes casarte con alguien solo porque... —Lali dejó la frase en suspenso.
Peter se sentó a su lado, retirándole el cabello húmedo de la cara, sonriendo.
—Me he casado contigo, tontita, porque llevo la mitad de mi vida amándote, aunque al principio fuese demasiado estúpido para comprenderlo. Y voy a protegerte.
Ella no había oído ni una palabra de lo que había dicho, por supuesto, pero eso no importaba. Peter se tumbó a su lado y la atrajo hacia sí.
Lali suspiré en su sueño.
Quizá fuese por él. O, más probablemente, por el ron que había bebido. Pero, por una vez, durmió profundamente, sin pesadillas.

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