Thursday, August 27, 2015

capitulo 4

-¿Te apetece tomar algo conmigo? -unos ojos verdes y brillantes recorrieron su cuerpo. Agarró su mano de forma muy suave-. Tienes frío -Peter suspiró, mientras se quitaba la gabardina y se la ponía sobre los hombros de ella.
Lali permaneció inmóvil, como una figura de cera, sin saber qué decir. Tampoco podía apartar la mirada de él. Era mucho más alto que ella, era muy baja. Un hombre muy atractivo y viril. Sin poderlo evitar, de pronto se sintió humillada y palideció. Todo lo que durante los últimos cinco años Lali había tratado de olvidar, le vino de pronto a su mente.
-Este es el hotel La Rocca -murmuró Peter.
-¿Esto? -repitió Lali con una voz un poco chillona.
-¿Has venido a ver al señor Megras?
-¿Y tú cómo lo sabes? -le preguntó Lali, medio temblando-. ¿Además, qué estás haciendo aquí? -¿Por qué no te sientas?
-¿Sentarme? -repitió ella, mirándolo como si él fuera a desaparecer entre una nube de humo en cualquier momento.
-¿Por qué no? Por aquí no se ve al señor Megras -Peter retiró una silla y la invitó a sentarse. El camarero se apresuró a limpiar el cenicero y se retiró con prudencia-. ¿No quieres tomar algo conmigo?
Un rayo de sol iluminó los deteriorados posters en la pared y el gastado suelo de piedra. La reacción natural de Lali fue la de salir corriendo. Casi sin darse cuenta estaba abriendo la puerta del bar.
-¿Es que te doy miedo?
Lali se detuvo, se puso rígida y se apoderó de ella una terrible confusión. Por un momento se sentía otra vez una adolescente, una muchachita de quince años que obedecía todas y cada una de las instrucciones que le daba Peter. Porque en aquel tiempo, le había asustado tanto la posibilidad de perderlo, que había hecho todo lo que le pedía. Pero Peter no la había enseñado a tener miedo de él. Ella sola había tenido que aprender a controlar las emociones que surgían de su interior, cada vez que estaba a su lado.
¿Sería culpa de Peter que ella lo odiara? La verdad, no quería decidir en aquellos momentos si estaba siendo justa o no. Se dio la vuelta para mirarlo otra vez, en parte como respuesta a una necesidad que surgió muy dentro de ella. Y fue como salir de la oscuridad. Muy lentamente se fue hacia la mesa y se sentó en la silla.
-¿Qué estás haciendo por aquí? -le preguntó ella.
-El señor Megras no va a venir. Todas las villas son mías.
-No te creo -respondió Lali, poniendo cara de incredulidad.
Peter dibujó una sonrisa en su boca sensual.
-Es verdad. Yo te traje aquí, porque quería verte otra vez.
-¿Por qué? -la cabeza empezó a darle vueltas.
-Porque eres mi esposa. A lo mejor he tardado mucho tiempo en recordártelo, pero has de saber que eres mi esposa -le dijo Peter.
-Nada más volver a Inglaterra solicité la anulación del matrimonio -le respondió-. ¿No recibiste los papeles?
Peter se limitó a sonreír de nuevo.
-¿Los enviaste?
-Como yo era menor de edad, mi madre se ocupó de todo...
-¿Eso es lo que te dijeron?
-¡Mira, yo sé que esa ceremonia la declararon nula!
-Pues te han engañado -le replicó.

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