Tuesday, August 25, 2015

capitulo 38

—Y aún sigo sin confiar…—musitó Peter inesperadamente, enterrando los labios en el hueco de su cuello y hombros con un gemido amortiguado, despertando de pronto el cuerpo de Lali a la vida
  Peter volvió a levantar la cabeza. Lali presiono los dedos sobre su garganta sintiendo que tenía el pulso acelerado. Estaba temblando, y ni siquiera se daba cuenta. En medio de aquel silencio, Peter alargó la mano hacia su espalda para bajarle la cremallera del vestido. Luego, lo deslizó por sus brazos exponiendo abiertamente los pechos abultados y firmes, recogidos por un sujetador de encaje azul, que subían y bajaban al ritmo de la respiración. Lentamente Peter la empujó contra la almohada.
Unos ojos verdes brillantes la contemplaron disfrutando intensamente. Peter le quitó hábilmente el vestido bajándoselo hasta las caderas para retirárselo luego por entero y arrojarlo a un lado. Después salió de la cama y comenzó a desvestirse. Primero, se quitó la camisa descubriendo un pecho moreno de fuertes y musculosos pectorales y vello negro rizado. Entonces, Lali pudo apreciar sus anchos hombros morenos, su vientre plano. No podía apartar la vista de él. Tenía la boca seca, el pulso acelerado.
—Me haces sentirme como si fuera un exhibicionista —murmuró Peter divertido.
  Lali bajó la vista, se ruborizó.
—Tú jamás habías sido tímido.
  Peter rio y se quitó el resto de la ropa. Estaba muy excitado, pero no parecía preocuparle en absoluto. Lali se puso tensa. De pronto, se sentía tremendamente cohibida ante él. y perfectamente consciente de su masculina virilidad.
—Ven aquí... —dijo él tumbándose sobre ella, deslizando una larga pierna entre las de Lali con masculino dominio, tomando sus labios.
  Lali dejó de respirar. Él lamía su generoso labio inferior, y ella se tensó y sobresaltó. Entonces, Peter se movió sinuosamente sobre ella e introdujo eróticamente la punta de la lengua entres sus labios haciéndola estremecerse.
—Peter...
—Paciencia, amor mío… he esperado esto durante mucho tiempo, y pretendo saborear cada segundo —contestó Peter respirando dificultosamente, con voz ronca.
Entonces Peter invadió su boca y la besó hasta que Lali perdió el sentido y lo estrechó entre sus brazos convulsivamente. Peter levantó la cabeza.
—Así está mejor —añadió Peter apartando ligeramente la cabeza para soltarle el sujetador y contemplar sus pechos
  Peter acarició con un dedo uno de sus tensos pezones y Lali dejó escapar un gemido. La observó con inmensa satisfacción e inclinó la cabeza para torturarla mordisqueándola con la boca. Lali sintió un inmenso calor recorrerla. El corazón le latía aceleradamente, se retorcía bajo él. Clavó sus uñas en la espalda y luego lo agarró del espeso cabello.
—Eres tan preciosa —murmuró Peter deliberadamente, dando forma a sus pechos con las manos, dejando que su lengua lamiera con sensualidad los pezones hinchados.
  Lali apretó los dientes ante aquella excitante tortura Jadeó y luchó por seguir respirando mientras las olas de sensación la embargaban. Entonces él mordió su carne hinchada con los dientes y ella levantó las caderas gimiendo en voz alta.
  Peter la miró con ojos brillantes. Sus pómulos ardían enfebrecidos.
—Me vuelves loco cuando estás fuera de control—confesó con voz ronca.
— ¡Te deseo...! —jadeó ella—. ¡Te deseo tanto que me duele!
  Peter dejó escapar el aire contenido y. arqueándose sobre ella se inclinó dejando caer todo su peso sobre el cuerpo de Lali mientras invadía su boca vorazmente con la lengua una y otra vez.
— ¡Soy demasiado violento? —preguntó él.
—Oh, no... —musitó Lali en cuanto pudo recuperar el aliento alzando una mano para tocar sus bellos labios y acariciarlos mientras una ola de amor la embargaba.
  Peter enredó una mano posesiva en sus cabellos revueltos y sonrió voraz mientras retiraba suavemente la última y frágil barrera, la última prenda de encaje y seda que rodeaba sus caderas.
—Eres mi mujer.., y necesito urgentemente poseerte, -. ¡lo necesito!
El deslizó una mano segura entre sus piernas acariciando su feminidad húmeda y cubierta de rizos rubios hasta alcanzar delicadamente su centro. Lali ladeó la cabeza, gimió con una angustia que la delató. Peter la observaba voraz, buscaba con dedos expertos las partes más sensibles hasta volverla loca, hasta oírla gemir y lloriquear de placer.
— ¡Peter… por favor…! —rogó ella arqueando todo su cuerpo hacia él.
Peter se tumbó sobre ella con un solo movimiento y penetró en su suavidad con un gemido de satisfacción. Aquella sensación superó todas las expectativas de Lali. El no había hecho más que empezar, pero el corazón le latía ya rabiosamente en el pecho. Cada centímetro de piel, cada nervio, estaba centrado en aquella poderosa, lenta invasión. Los ojos de Lali brillaban fijos sobre los tensos rasgos de Peter.
— ¡Peter…! —gritó ella—. ¡Peter!
Entonces, él se movió invadiendo profundamente su interior. Angie sintió una ola de placer físico fulgurante. Se sentía tan deliciosamente poseída que se rindió por completo. El la llevó a un ritmo acelerado. Lali gritó en medio de aquel éxtasis estrangulado mientras el deseo voraz crecía y crecía cada vez más. Finalmente, ese deseo alcanzó un punto sin control, y Lali llegó a una cima electrizante de sensaciones desde la que cayó al paraíso.
Pero después no volvió a la tierra. Al abrir los ojos, Peter la estrechaba entre sus brazos con tal fuerza que ni siquiera una brizna de aire hubiera podido interponerse entre sus cuerpos sudorosos y calientes. Aquello era otro paraíso.
— ¡Puedo seguir? —preguntó Peter con voz ronca. Lali parpadeó y de pronto comprendió.
—Oh... —contestó sintiéndose culpable, poniéndose colorada al ver que él levantaba la cabeza para mirarla.
Los ojos de Leo brillaban divertidos, vibrantes.
—Has durado tres minutos enteros... —murmuró él disculpándola—... eso ya es un récord.

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