Friday, August 28, 2015

capitulo 7

Aquel beso fue la experiencia más erótica que Lali había tenido en toda su vida. Los muslos se le encendieron y su cuerpo empezó a temblar de placer. De forma instintiva, acercó su cuerpo al de él. En ese momento, él levantó la cabeza y la miró.
-Todo este tiempo me he estado haciendo una pregunta... ahora ya sé la respuesta -le dijo, con marcada satisfacción.
Lali se puso roja. Tenía sus ojos negros clavados en los de él. Retrocedió unos pasos. -¡Tú no me conoces! -le contestó.
Su único deseo era poder escapar cuanto antes de aquella situación. Salió fuera, a la plaza, y se quedó boquiabierta al ver que no estaba su coche.
-¡Y ahora, por tu culpa, me han robado el coche! -le gritó Lali, cuando Peter apareció en la puerta del bar.
Se estiró el traje y se acercó a ella.
-Yo lo robé -le informó, con una descarada seguridad que la puso furiosa.
-¿Cómo has dicho?
-Que yo soy el responsable de la desaparición de tu coche.
Una furia descontrolada, que Lali no sentía desde que superó la adolescencia, se apoderó de ella. Aquel tono en el que la hablaba, era como la parafina en una hoguera. -¡Pues mejor será que me lo devuelvas cuanto antes! -le gritó, apretando los puños con fuerza-. No sé a qué estás jugando... -Yo no estoy jugando a nada -replicó Peter.
-¡Quiero que me devuelvas el coche ahora mismo! -le dijo Lali, agarrándolo por las solapas de su traje.
-La maldición de los Esposito -comentó Peter, muy tranquilo, sin prestarle la menor atención-Y pensar que yo creí que el rumor era exagerado. No me sorprende que tu abuelo estuviera deseando que te casaras cuanto antes.
Y era verdad. Al recordarle el apodo tan odiado por el que se la conocía en el pueblo de su abuelo, Lali se estremeció. Cuando Peter le recordó que a él lo habían obligado a casarse con ella, no pudo evitar el insulto.
-¡Eres un cerdo! -le dijo, al tiempo que trataba de darle una patada.
Pero Peter era más rápido de lo que ella había anticipado y le agarró la pierna. Ella perdió el equilibrio y acabó en el suelo, golpeándose la cabeza. Primero sintió dolor y luego perdió el conocimiento.

Cuando se despertó, Lali tenía un fuerte dolor de cabeza. Pero lo peor estaba aún por venir. Abrió los pesados párpados, enfocó la mirada y se encontró en una habitación completamente desconocida. Aquella experiencia la dejó desorientada.
¿Muros de piedra? Muebles inmensos de madera, que conservaban todo su esplendor gótico. Cuando vio las ventanas, se quedó boquiabierta. Eran iguales que las ventanas de un castillo. Tanto la habitación como la cama que había en medio eran de considerables proporciones.
Justo en ese momento le empezaron a venir a la memoria recuerdos vagos. Recordó una monja. ¿Una monja? Recordó sentirse muy enferma. Recordó que le habían dicho que tenía que permanecer despierta, cuando lo que más le apetecía era dormir, porque le dolía mucho la cabeza. Todas las piezas aparecían sin orden, pero había una imagen que se repetía de forma constante, y era la imagen de Peter.

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