Friday, January 15, 2016

capitulo 14

Iba a regresar, de eso estaba tan segura como de que al día siguiente volvería a salir el sol. Nerviosa, se puso a dar vueltas por la casa hasta que llegó a la cocina, donde, para su sorpresa, Liz la estaba esperando con expresión preocupada. -Bounce empezó a gruñir en el estudio. Supongo que debió oírte gritar. Volví a la casa, pero al darme cuenta de que estabais peleando, me quedé fuera -confesó-. Por desgracia, oí más de lo que hubiera querido. Eres un perro muy malo, Bounce: fuiste muy tonto por no morder a ese Peter Lanzani. -¿Sabías que él era... ? -Al principio no, pero luego... me has hablado tantas veces del tal Peter. -¿Sí? -Lali respiraba agitadamente. Liz sonrió. -Te pasabas horas criticándole y quejándote por su comportamiento, por lo que enseguida me di cuenta de que, en cierto modo, te sentías muy atraída por él. Lali soltó una áspera carcajada. -Habría sido mejor que me lo hubieras dicho, así, por lo menos, habría estado preparada. Mis hormonas han enloquecido en el momento menos oportuno, ¡me siento tan tonta! -se lamentó con los ojos llenos de lágrimas-. Me está entrando un dolor de cabeza terrible... -No es para menos -murmuró Liz compasivamente-. Nunca te había oído gritar de ese modo. -Es que nunca he odiado a nadie en mi vida como odio a ese maldito Peter Lanzani. Me gustaría matarlo, Liz, te lo juro. Y encima, ahora estoy en deuda con él en vez de con Leland... -Me ha parecido entender que no quiere que le de vuelvas el dinero... -Pienso devolverle hasta el último céntimo, aunque eso sea lo último que haga -replicó Lali con los ojos llameantes. -Seguramente ha herido tu orgullo, Lali, pero a mí me ha parecido sincero. Por lo menos deberías reconocer que ha sido muy generoso por su parte -Liz parecía considerar muy seriamente todo lo ocurrido-. Ese hombre debe estar muy interesado por ti como para haber hecho semejante cosa. -¡Liz...! -la interrumpió Lali dolida. -¿No has pensado que puede ser él el tipo con el que te cases? -continuó su amiga burlonamente. -¡Por Dios Santo, Liz! ¿Es que te has vuelto loca? ¿Cómo se te ha ocurrido semejante cosa? -El testamento de tu madrina... -¡Olvídate, Liz! A mí me parece que lo último en lo que pensaría ese hombre es en el matrimonio -se detuvo un instante para pensar la mejor forma de explicárselo a su ingenua amiga sin herir demasiado su sensibilidad-. No tiene el menor interés, digamos romántico, en mí. No es de ese tipo de hombres: es duro, y frío como el hielo... -A mí no me lo ha parecido en absoluto. Su voz sonaba muy amable. Te sorprendería saber la cantidad de cosas que puedo advertir sólo por el tono de voz. En muchos aspectos, Liz era mucho más inocente que ella. Lali no quería decirle crudamente que Peter la consideraba un ser inferior, meramente un objeto preciso del que presumir y disfrutar.

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