Sunday, January 3, 2016
capitulo 37
Peter soltó algo en griego, la alzó aun más y la acunó durante un segundo,
mientras se disculpaba por haberla hecho sentir tan mal y le aseguraba que por
supuesto que podía tomar un baño si tanto lo quería. Se trataba sólo de que ella
había estado tan enferma, que él se había puesto muy tenso, y que tenía miedo de
que pudiera descuidarse y tener una recaída. Peter parecía ponerse de rodillas,
metafóricamente. Ella lo desconocía totalmente.
Diez minutos más tarde, Lali se metía en la bañera, y si no hubiese sido por la
imagen de la doctora que se le aparecía por momentos, podría haberse sentido
conmovida por la preocupación que parecía tener Peter. No podía entender, ahora
menos que nunca, que su enfermedad la había dejado en un estado de confusión
mayor, por quéPeter la había querido llevar a Grecia en un intento de hacer valer su
matrimonio que no había valido nada desde el principio.
El lavado de su cabello la había dejado exhausta. Al salir del baño no se resistió
a quePeter la llevase hasta la cama. Y a decir verdad le asombraba con la paciencia
que la había esperado.
- Oigo el mar - dijo ella, identificando finalmente el sonido de fondo como olas.
- ¿Te acuerdas de algo del viaje hacia aquí? – le preguntó él mirándola
fijamente.
- Nada – contestó ella en un suspiro.
- No estamos en Atenas. Como estabas enferma, no tenía sentido llevarte a casa
de mi madre. Así que te traje aquí en lugar de llevarte allí.
- ¿Dónde es aquí?
- Tratos, una pequeña isla que compró mi padre poco antes de su muerte. Es el
lugar perfecto para que te recuperes.
- ¿Una isla? – Lali se llevó la mano a la frente. La enfermedad no la dejaba
pensar con claridad. Pero había algo que estaba claro por lo menos; no sabía nada
de su marido, con quien llevaba casada cinco años.
Una criada sonriente los interrumpió para traer el desayuno. El estómago de
Lali se alertó ante la vista de la bandeja, y entonces se dio cuenta de lo
hambrienta que estaba.
- ¿Cuánto tiempo hace que estoy aquí? – preguntó.
- Dos días...
- ¿Dos?
En ese momento golpearon la puerta. Entró una adolescente con pantalón corto,
un gracioso top, y el cabello colgándole en rizos negros.
- Veo que estás mejor...
- Lali, esta es mi sobrina, Apollonia...
- Me llaman Ponia – interrumpió la joven -. Fui a recibirte al aeropuerto, pero
seguramente no me recordarás. Estabas prácticamente inconsciente.
- Recuerdo tu voz – sonrió Lali, contagiada de la simpatía de la muchacha.
Lali volvió a sentir la embarazosa sensación de no conocer nada acerca de Peter.
Era la sobrina de Peter. Podría tener docenas de sobrinas.
- Lali tiene que descansar. Es mejor que no le hables mucho – le advirtió Peter.
- Ponia se puso colorada, obviamente avergonzada por el comentario que ponía
en evidencia su verborrea.
- Pero me gustaría mucho tener un poco de compañía – protestó Lali.
- ¡Asombroso! Pensé que serías mayor. O tal vez seas mayor de lo que
aparentas. ¿Qué edad tienes? – preguntó Ponia.
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