Thursday, January 21, 2016

capitulo 32

-Será mejor que se mantenga al margen de esto -le advirtió Lali mientras llamaba al ascensor. -El señor Lanzani no desea que se marche, señorita Esposito. Se va a enfadar... -¿Y? -Hará que la sigamos, señorita... -confesó. -Nada de eso -murmuró amablemente Lali-. No me gustaría tener que avisar a la policía. Además, estoy segura de que los periódicos darían la noticia, y al gran jefe no le gusta nada la publicidad, ¿verdad? El ascensor llegó por fin y ella se apresuró a colocar sus maletas. -Permita que le de un consejo: el señor Lanzani puede ser un enemigo implacable. Lali se dijo que no era de extrañar que aquel hombre estuviera tan pagado de sí mismo. Su riqueza e ilimitado poder le debían haber hecho creer que era un semidiós, acostumbrado siempre a obtener cuanto deseaba. Se juró a sí misma que a ella nunca la conseguiría: su mente era sólo suya, lo mismo que su cuerpo, y él no podría tenerla, jamás. Por fin llegó a casa de Liz, de la que, siguiendo sus órdenes, ya se había marchado la persona contratada por Peter. Exhausta, se preparó una taza de café y se puso a revisar el correo, donde encontró una carta dirigida a ella. La había enviado una agencia inmobiliaria, y, debido a los nervios y a la dislexia, al principio le costó un poco entender lo que decía. En realidad, deseaban contactar con Russ, pero les había sido imposible encontrar su dirección, por lo que se dirigían a ella como persona de contacto. Solicitaba instrucciones respecto a una propiedad de su padre que había quedado vacante. Poco a poco, Lali fue haciendo memoria. Sus acomodados abuelos habían muerto cuando su padre era aún un niño. Ya entonces se le consideraba la oveja negra de la familia, y sólo había heredado una pequeña casa y la correspondiente parcela en Cambridgeshire. Sin embargo, no pudo ocuparla ni venderla porque vivía en ella una antigua inquilina que no estaba dispuesta a marcharse. Lali telefoneó de inmediato a la agencia. -No puedo decirles dónde está mi padre por que no lo sé -admitió tristemente-. Hace mucho que no sé nada de él. -La anciana inquilina se ha ido a vivir con unos parientes. Si su padre desea arrendar la propiedad de nuevo, tendrá que hacer muchas reformas. Sin embargo -continuó el agente-, la propiedad está en un lugar ideal para edificar, y si su padre lo desea, podemos encargarnos de venderla. Lali estaba segura de que eso precisamente sería que su padre querría... para derrochar el dinero en las carreras de caballos en el juego. Respiró hondo y preguntó si había algún problema para que ella pasara a buscar las llaves y se hiciera cargo de la casa. Cuando colgó el teléfono, era tal el torbellino de ideas que bullía en su cabeza que tuvo que sentarse para pensar con calma. Lo único cierto era que necesitaba una casa y que siempre le había gustado vivir en el campo.

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