Tuesday, January 12, 2016

capitulo 82

Hubo un silencio largo, Peter entonces carraspeó y siguió. - Cuando dije que envidiaba la fortaleza de Ponia en no ceder a las presiones de la familia de Dion Lanzani para que dejaran la relación... - ¿Dion es Lanzani?- interrumpió Lali. - Es el hermano menor de Eleni. ¿No te has dado cuenta? Lali negó con la cabeza. - Ponia no dejó que el orgullo interfiriera entre ella y sus sentimientos. Yo sí. Peter se dio cuenta de lo que quería decirle con eso. Y de lo que le costaba decirlo. Era una lucha interior, que se habría ahorrado con él «Quieres dormir conmigo esta noche». - Puedes escribirlo si te resulta más fácil – dijo ella titubeando, pero con la felicidad aflorando a sus ojos. - Cuando volví de París y tú ya no estabas, fue como encontrarme en un desierto. Había jugado y había perdido. Tú te habías escapado por fin del campo de concentración. Necesito que vuelvas a casa. - La has puesto en venta – le dijo con crueldad que acababa de estrenar. - Da igual que no me ames – la miró con desesperación, las manos entrelazadas fuertemente, subrayando la tensión interior en él -. Yo te amo tanto... - Yo también te amo, pero no estaba dispuesta a volver hasta que no lo dijeras. Peter la abrazó. Era hermoso volver a estar en sus brazos, y durante un rato largo no hubo más que silencio entre ellos, y besos, y un largo abrazo en el que parecían fundidos. - Te he echado de menos todos los días a todas horas – le juró él -. Pensé que te había perdido. Después de un rato en que parecían no poder desprenderse, Lali le preguntó: - ¿Cómo te sentiste cuando tiré los calcetines? - Si no hubieses estado enfadada conmigo, no te habrías tomado el trabajo de hacerlo. Eso me dio esperanzas – le confesó él con una sonrisa. - ¡Has tenido suerte de que no te hiciera pedazos los trajes! - Eso me hubiera dado más esperanzas todavía, pero creo que debo decirte que no tengo intenciones de aprender a cocinar – murmuró el burlón. - Tienes otros talentos – le dijo Lali, acariciándole el vello del pecho. - ¿Eso crees? – sonrió él. - Lo sé. ¿Para qué vas a perder el tiempo en la cocina cuando eres tan bueno en la sala de juntas? - Pequeña bruja –protestó el con ternura, y la volvió a besar. - Quiero ver esa casa que has comprado – le dijo ella. - La he comprado para ti. - ¿De verdad? La besó nuevamente. Fue ese día, pero muy tarde ya, cuando fueron a ver la casa donde empezarían una nueva vida juntos, lejos del pasado, lejos de todo menos del amor que compartían. FIN

No comments:

Post a Comment