Tuesday, January 19, 2016

capitulo 22

Lentamente él deslizó las manos por su espalda, y se agachó hacia ella, pero en vez de besarle en la boca, lo hizo en uno de sus pezones. Sorprendida, Lali arqueó el cuello y gimió incoherentemente. Peter levantó la cabeza y se la quedó mirando con una expresión salvaje. -Casi duele desear esto tanto -dijo-. No creo que conocieras esta sensación... pero ahora sí. Lali se echó a temblar; el puro miedo se enroscaba en su interior como una serpiente. Peter estaba jugando con ella, valiéndose para ello de su increíble atractivo. -¡No me toques! -exclamó, y antes de que se diera cuenta de lo que estaba haciendo, le cruzó la cara de una bofetada. Peter le asió la mano con un gesto y volvió a sonreírle. -Ya veo que la frustración te altera mucho -dijo, y sin dejar de mirarla se llevó la mano a los labios primero, y se agachó para besarla después. Nunca antes la había besado de aquel modo. Automáticamente respondió con la misma ansia al llamado de aquella boca devoradora y sensual. Se aferró a Peter, odiándose a la vez por el deseo que crecía dentro de ella. De repente, todo acabó. -Vamos -dijo Peter separándose un poco, evidentemente orgulloso del poder que ejercía sobre ella. Lali ni siquiera se había dado cuenta de que el coche se había detenido. Él se detuvo un instante para colocar de nuevo la chaqueta sobre sus hombros. Se sentía tan desorientada que recibió agradecida las frescas gotas de lluvia; confusa, se apoyó en el brazo que él le pasó por la cintura. De repente, Peter soltó un juramento, atrayéndola hacia sí. Sin embargo, Lali aún pudo distinguir a un fotógrafo que escapaba corriendo. Inmediatamente salieron tras él dos guardaespaldas de un coche aparcado detrás de la limusina. -Mis hombres conseguirán ese carrete -dijo Peter relajándose un poco. Lali estaba sin habla. Muchas veces había deseado poder evitar las cámaras de los paparazzi, pero nunca había visto un despliegue como el que acababa de hacer Peter para proteger su vida privada. Desde luego, pensó con amargura, estaba claro que no lo había hecho por ella. Intuía que él haría todo lo posible por no aparecer en público a su lado. Aún temblaba cuando él la condujo a un lujoso ascensor. -¿A dónde vamos? -preguntó confusa mientras subían. Las puertas se abrieron sin un ruido ante un enorme vestíbulo de mármol. -A mi apartamento, ¿dónde si no? Inmediatamente, Lali se puso alerta. Si aquel fotógrafo había conseguido huir, tendría una foto más que comprometedora; no le resultaba difícil imaginar lo que pensaría la gente ante aquella imagen. ¿Cómo podía haber sido tan tonta?

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