Wednesday, January 20, 2016

capitulo 29

¿Se siente un poco mejor, señorita  Esposito? Lali parpadeó un poco. Aquella cara le resultaba vagamente familiar. Una mujer con una bata blanca, evidentemente una enfermera, estaba a su lado tomándole el pulso. -¿Qué es lo que me ha pasado? -murmuró. Apenas recordaba nada más que los accesos de tos, el dolor agudo en el pecho y la dificultad para respirar. -Acaba de pasar una neumonía. No es corriente, y puede resultar bastante peligroso -le explicó la enfermera-. Ha estado delirando casi cinco días. -¿Cinco días? -Lali se quedó mirando el espacioso dormitorio en el que se encontraba. Indudablemente, estaba en el apartamento de Peter. Aunque los muebles eran elegantes y muy caros, no había el menor toque femenino en la decoración. -Tuvo mucha suerte de que el señor Lanzani la encontrara a tiempo -continuó la enfermera, sacándola de su abstracción-. Se puede decir que la salvó la vida al darse cuenta de la gravedad de su enfermedad tan rápido. -¡No! ¡No quiero deberle nada más! -gimió Lali horrorizada. La joven la miró incrédula. -¿Cómo puede decir eso después de que el señor Lanzani haya puesto a su disposición a los mejores especialistas del país y haya contratado todo un equipo de enfermeras para atenderla...? -La señorita Esposito ha estado muy enferma, así que puede decir lo que quiera -la interrumpió Peter desde la puerta de la habitación-. Puede tomarse un descanso, enfermera, yo me quedaré con la paciente. -Sí, señor Lanzani-ruborizándose, la enfermera se retiró a toda prisa. Impulsivamente, Lali se echó la sábana por encima de la cabeza. -¡Vaya! Por lo que veo la enferma mejora por momentos -comentó Peter en cuanto se hubo cerrado la puerta-. Y sigue siendo tan ingrata como siempre... No sé por qué, pero eso no me sorprende. -¡Vete! -murmuró Lali, repentinamente consciente de que tenía el pelo muy sucio y de que, probablemente, los granos se habrían multiplicado. -Estoy en mi apartamento -dijo Peter secamente-, y no pienso marcharme. Te diré que he venido a verte todos estos días para comprobar cómo estabas. -No me importa Si tan enferma estaba, ¿por qué no me llevaste al hospital? -preguntó Lali debajo de la sábana.

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