Thursday, January 28, 2016
capitulo 62
No pudo reprimir un gemido cuando él empezó a acariciarla en la parte más
íntima de su cuerpo, a punto casi de suplicarle que acabara de una vez con aquella
insoportable espera. Peter aún se hizo de rogar un poco más, acariciándola y
besándola, satisfecho sin duda al comprobar el inmenso poder que ejercía sobre ella.
Cuando por fin él se colocó encima de ella, empezó a temblar, tan excitada que
por un momento pensó que estaba a punto de desmayarse. Por eso no estaba preparada
en absoluto para sentir aquel intenso dolor, mezclado con un placer desconocido para
ella. Sin poderlo evitar, profirió un grito y le empujó para que se apartara de ella,
aunque para entonces Peter ya se había detenido y la contemplaba incrédulo.
-¿Por qué me miras de esa forma? -susurró, avergonzada de que su cuerpo
hubiera podido traicionarla hasta ese extremo.
-¡Cristo! ¡Eres... virgen! -logró articular al fin Peter, pálido y sudoroso. Lali
deseó que la tierra se la tragara-. ¡Realmente te he hecho daño! -Peter se hizo a un
lado sin dejar de mirarla con la misma expresión asombrada-. ¿Estás bien?
Sin decir palabra, Lali se levantó de la cama y huyó al cuarto de baño. ¡Santo
Cielo! Peter debía sentirse realmente asqueado.
-¡Lali! Tenemos que hablar de esto inmediatamente -gruñó.
Lali cerró la puerta de golpe. Allí acababa su carrera de mujer fatal, pensó,
completamente humillada. No se sentía con fuerzas para soportar sus preguntas. Con
los ojos llenos de lágrimas, recordó las terribles palabras que él le dijera antes de
hacer el amor.
-¿Lali? -Peter dio unos golpes en la puerta-. ¡Sal ahora mismo!
-¡Vete al infierno! -exclamó, rezando para que el agua que caía en la bañera
disimulara el temblor de su voz.
-¿Estás bien?
-¡Por Dios Santo, Peter! Sólo estoy dándome un baño, no voy a ahogarme...
aunque con esa técnica tuya tan estupenda entiendo que te preocupes...
Antes de acabar de decir aquellas terribles palabras, Lali lamentó haberlo
hecho. Sabía que él no había pretendido hacerle daño, que no tenía la menor culpa de lo
ocurrido, y decirle semejante cosa sólo en venganza, por que se sentía humillada y
avergonzada, no había sido nada justo. Se produjo un opresivo silencio.
Cuando ya estaba en la bañera, empezó a pensar que era una tontería molestarse
por lo que Peter le había dicho. Ahora que ya sabía que le había dicho la verdad
respecto a su relación con Leland, seguramente la miraría con otros ojos... a no ser que
estuviera horrorizado precisamente por su inocencia.
Recordó aquella ocasión que Peter había mencionado, siete meses atrás,
cuando sus miradas se cruzaron en la sala de reuniones. Desde entonces él había
estado esperando que dejara a Leland; de hecho, ni siquiera podía soportar hablar de
él, lo que demostraba que aquella antigua relación con su ex-cuñado le importaba
mucho más de lo que había querido aparentar durante su primera visita a casa de Liz.
Los hombres eran seres extraños, se dijo, y ninguno lo era tanto como Peter.
Tardó mucho en salir de la bañera; cuando lo hizo, se puso una larga bata de seda y volvió al dormitorio que, para su sorpresa, estaba vacío. Se tumbó en la cama, aunque
estaba demasiado tensa como para conciliar el sueño, esperando que Peter
regresara. Seguramente, pensó aprensivamente, estaría furioso después de lo
ocurrido.
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