Sunday, January 24, 2016

capitulo 41

Lali se desasió bruscamente y volvió al piso de abajo. Sabía que lo que tenía que hacer era buscar la fregona y limpiar el suelo, pero lo cierto es que estaba temblando como un flan. En parte era por el shock sufrido, pero sobre todo porque durante todo el tiempo que había durado la cura no había dejado de preguntarse, como una tonta adolescente, qué llevaría puesto Peter debajo de las sábanas. Minutos más tarde consiguió recobrarse lo suficiente como para subir de nuevo al dormitorio con un montón de cacharros para las goteras, el cubo y la fregona. Se puso a limpiar el suelo, furiosa consigo misma por no haber hecho caso de las indicaciones del agente inmobiliario; era evidente que tendría que retejar toda la casa antes de que llegara el invierno, aunque no tenía ni la menor idea de cómo iba a costear semejante obra. -¿Cómo te encuentras? -preguntó después de haber colocado todos los recipientes en el suelo. -¡Fenomenal! -fue su irónica respuesta-. La verdad es que no entiendo por qué prefieres ahogarte dentro de estas cuatro paredes en vez de venirte conmigo. -Pues ya ves: nada de lo que hagas o digas conseguirá convencerme. No tengo la menor intención de vivir con ningún hombre... -No te estaba pidiendo que vivieras conmigo -la corrigió Peter-. Me gusta tener mi propio espacio. Estaba pensando más bien en comprarte algo e ir a verte de vez en cuando... -¡No estoy en venta! -le record Lali furiosa. -Sólo vendrías si te ofrezco un anillo de compromiso, ¿no? -la interrumpió Peter-. Pues te diré una cosa: puede que esté obsesionado por poseer ese delicioso cuerpo tuyo, que tiembla de puro deseo en cuanto estoy cerca -murmuró apasionadamente, al tiempo que le asía delicadamente una mano sin que ella no pudiera oponer la menor resistencia-, a cambio estoy dispuesto a darte todo lo que desees con sumo gusto, excepto eso precisamente, pethi mou. -Si no tuvieras esa herida en la cabeza te abofetearía -amenazó Lali-. ¡Déjame en paz de una vez! Soltándole la mano, Peter se la quedó mirando con una sonrisa irónica. -Después de lo que te hizo Leland, no me extraña que te comportes así. Sí, ya sé que te echó del hospital y que hizo llamar a su mujer, dejándote tirada y sin un céntimo. Por eso ahora piensas que es más seguro conseguir un marido que un amante. Pero yo no soy Leland... Lali estaba aterrada y fascinada a la vez por el poder de aquel hombre. Presentía que era más que capaz de de seducirla, pues a cada segundo que pasaba en su compañía, más terrible era la tentación de ceder. Le odiaba, pero también lo deseaba, y se odiaba a sí misma por ser tan débil. -Ven, acércate -le apremió Peter-. No ganas nada con resistirte. Te prometo que nunca me aprovecharé de ti como hizo Leland.

No comments:

Post a Comment