Wednesday, January 27, 2016

capitulo 60

-¿Es una amenaza acaso? -preguntó Lali con la respiración entrecortada. -¿Es miedo o deseo eso que oigo? -con una carcajada cargada de sensualidad, Peter se despojó de la camisa y se quedó mirándola-. Sólo por ver la expresión de tu cara, merecía la pena todo esto. Lali escondió la cabeza, roja de vergüenza. Peter se levantó de nuevo, mucho más tranquilo después de conseguir recuperar el control de la situación. -Y acerca de eso que has dicho, ¿qué pasa? ¿acaso no conoces a los hombres? Llevo semanas sin acostarme con nadie. Te deseo desde hace mucho tiempo, y no estoy acostumbrado a esperar y a pelear por nadie. Cuando se tiene todo, como es mi caso, lo que cuesta ganar adquiere una importancia tremenda... -Y supongo que cuando por fin lo consigues, pierde todo su interés -intervino Lali irónicamente. -Eso lo dices tú -replicó Peter enarcando las cejas, como si no hubiera estado hablando en ningún momento de ellos dos-. Eso lo decide sólo el tiempo. Yo siempre vivo en el presente, y eso mismo deberías hacer tú, pethi mou. Acabó de desvestirse rápidamente. Lali le contempló fascinada; aunque desde la noche del accidente la imagen de su cuerpo desnudo se había grabado a fuego en su mente, se estremeció de pies a cabeza al comprobar nuevamente la fascinación que ejercía sobre ella. No había visto nunca a un hombre tan hermoso, volvió a decirse mientras reparaba en sus anchos hombros, las esbeltas caderas y poderosos muslos. -Has estado tan callada desde la boda... y ahora, de repente, te echas sobre mi cama como una hermosa estatua de piedra... Casi estoy por pensar que, por ridículo que parezca, me tienes miedo. Lali soltó una áspera carcajada. Le asombraba que se mostrara desnudo con tanta tranquilidad. Peter se tumbó a su lado y empezó a acariciarle lentamente el pelo; le asió por los hombros obligándola a mirarlo de frente. -Ya es hora de que me cobre mi recompensa -susurró-. Ahora nada puede impedírmelo. -Peter... -sintió que se ahogaba en aquellos ojos que parecían hechos esmeralda. Pero él empezó a acariciar la comisura de sus labios con la punta de la lengua. -Estás helada, pero yo te derretiré -dijo roncamente mientras le desabrochaba el sujetador con manos expertas. Lali sentía todo su cuerpo preso de una deliciosa tensión. Cerró los ojos, dejándose llevar. Cada beso que él le daba aumentaba aquel dulce tormento. Peter se colocó sobre ella, acariciándole suavemente el seno. Sonrió al ver que ella se arqueaba, incapaz de soportar aquella tortura. -Me encanta que te guste -musitó Peter-. Me encanta ver cómo pierdes el control. -¡No me gusta...! -protestó Lali débilmente. -Te gustará -le interrumpió Peter, y agachando la cabeza empezó a lamerle unpezón, provocando que la recorriera una oleada de placer aún más intenso. -No... -apenas gimió. -No te resistas -Peter continuó acariciándola sabiamente.

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