Sunday, January 17, 2016
capitulo 18
-Estás loca -replicó Peter, haciendo un esfuerzo visible por contenerse-. ¿A
qué demonios crees que estás jugando?
-No he venido a jugar, sino a pagar -con un gesto dramático, alargó la mano y
depositó unos cuantos billetes sobre el escritorio-. Esto es a cuenta del préstamo. No
puedes comprarme como si fuera una lata de judías.
-¿Cómo te has atrevido a interrumpir la reunión? -preguntó Peter iracundo-.
¿Cómo has sido capaz de montar semejante escena?
Lali se puso tensa. Nunca había visto a ningún hombre tan furioso. A pesar de
su tez bronceada, estaba muy pálido; sintió que quería taladrarla con la mirada.
-Tú me provocaste -contestó-. Viniste a verme sin que yo te invitara e hiciste
que me sintiera como lo más rastrero. ¡He venido a decirte que estabas muy
equivocado!
-¡Vaya! ¿Ésta es la famosa Reina de Hielo? -replicó Peter secamente.
-¡Tú serías capaz de derretir los Polos! -siseó Lali, preguntándose por qué
parecía tan tranquilo de repente. Incluso estaba recuperando su color natural.
-¿No será que tienes doble personalidad?
-¿Acaso crees que me conoces muy bien sólo porque hemos coincidido media
docena de veces? -Lali sacudió la cabeza, y no pudo por menos que darse cuenta de
que su mirada parecía quedarse prendida del movimiento de su hermosa melena. Aquel
desgraciado, pensó, estaba tan pagado de sí mismo que no podía tomar en serio a una
mujer ni siquiera cinco minutos.
-Nunca vi que con Leland te comportaras de este modo.
-Mi relación con él no es asunto tuyo -le interrumpió-. Créeme: nadie me ha
insultado nunca como tú lo hiciste ayer.
-Me resulta difícil de creer.
Sin querer, Lali empezó a desanimarse. Alto y poderoso, imponente en aquel
severo traje gris, Peter la miraba sin dejar traslucir la más mínima em ción.
-¿Desde cuándo es un insulto que un hombre admita que desea a una mujer?
-preguntó implacable.
-Primero me dijiste que habías pagado el préstamo, y empezaste a presionarme
con eso. ¡Eres un manipulador, eso es lo que eres! -casi gritó Lali, y, dándose la
vuelta, se dirigió hacia la puerta.
-Todas las salidas están cerradas. De momento, no puedes salir -le informó
Peter con suavidad.
Lali asió el pomo de la puerta y se puso a forcejar sin éxito.
-¡Abre la puerta!
-¿Por qué debería hacerlo? -se recostó en el sillón, con una expresión tan fría y
amenazadora a la vez que Lali hubiera deseado estrangularlo-. Por lo que parece,
viniste decidida a entretenerrne, y aunque no me gusta que me distraigan, debo
reconocer que tienes un aspecto fabuloso con ese vestido. Entenderás que quiera saber por qué reaccionas de una manera tan melodramática a mi proposición.
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