Tuesday, January 26, 2016

capitulo 51

Pero, ¿qué pasaría si ella conseguía trocar aquella aparente humillación en un triunfo? Podría al fin liberarse de todo lo que había contribuido a arruinar su vida en los últimos años: de la deuda, de una profesión que detestaba y del mismísimo Peter. Si reunía el valor suficiente, lo conseguiría: se casaría con él para divorciarse seis meses más tarde. Se imaginaba a sí misma lanzándole un cheque a Peter a la cara y diciéndole que no necesitaba para nada su dinero ahora que tenía el suyo propio. Volvió a mirarse en el espejo con una expresión de triunfo. No pensaba derramar ni una sola lágrima más. Se quedó muy sorprendida al ver que Peter la estaba esperando en el vestíbulo. -¿Estás bien? -le preguntó, como si de verdad le importara. -Estaba pensando en mis condiciones -replicó con una sonrisa desafiante-. Tengo que estar segura de que nuestro acuerdo me hará sentir realmente como si hubiera ganado el premio gordo -le dijo. -Mis abogados se ocuparán de todos los detalles -dijo Peter frunciendo el ceño-. ¿Por qué tienes que ser tan grosera? ¿Grosera? ¡Por Dios Santo! ¡Qué sensible se había vuelto de repente! Lo que no quería, evidentemente, era enfrentarse a los detalles más sórdidos del trato que él mismo le había propuesto. No cabía duda de que estaba dispuesto a ser más que generoso con ella, pero, como la mayor parte de los mortales, deseaba hacerse la ilusión de que le querían por sí mismo. Lali decidió que ya utilizaría más adelante aquella sorprendente debilidad que acababa de descubrir. Lali abrió mucho los ojos, simulando asombro. -Yo creía que te gustaba decir las cosas a las claras... -Te he traído hasta aquí para celebrar un simple y sensato acuerdo entre los dos, no para empezar otra pelea -alzó una mano para retirarle con un delicado gesto el pelo de la cara, y poco a poco la bajó para detenerse en la línea de su escote. Lali casi podía ver la intensidad de la lujuria con la que la miraba de arriba abajo, deteniéndose en sus estrechas caderas y aquellas increíbles piernas-. No... no tengo ninguna gana de pelear contigo -repitió roncamente. -Si estás pensando en lo que yo creo para celebrar el trato, la respuesta es no -dijo Lali con una gran sonrisa mientras se servía otra copa de champán-. No me iré a la cama contigo hasta la noche de bodas, ni un solo minuto antes. Y ahora, ¿qué tal si comemos? -¿Comer? -Ya que no podemos hacer otra cosa... -sugirió Lali dulcemente. -¡Dios! ¡Ven aquí! -gruñó Peter atrayéndola hacia sí-. ¿Por qué te empeñas en volverme loco? ¿A qué viene ese afán de contradecirme continuamente? Así no se comportan las mujeres. ¿Por qué no puedes darme por una vez lo que te pido?

1 comment: