Wednesday, January 13, 2016

capitulo 5

-¿Y acaso eso es una excusa para robarle el marido a otra? -preguntó agriamente su amiga. -No creo que se pueda elegir de quién nos enamoramos -contestó Cande extrañamente emocionada-. Lali debe sentirse muy mal ahora que él ha vuelto con su esposa. -¿Enamorada? ¡Y un cuerno! -estalló  Eugue-. Lali no le habría mirado dos veces si no hubiera sido tan rico. ¿Acaso ya te has olvidado de cómo era su padre? Esa chica lleva la codicia en sus genes. ¿No te acuerdas de cómo Salvador le hacía la rosca a Julia para sacarle los cuartos? -Recuerdo muy bien lo que le molestaba a Lali que lo hiciera -repuso Cande. Lali sintió que se le hacía un nudo en él estómago. Nada, absolutamente nada había cambiado. Eugue era muy tozuda, y nada ni nadie conseguirían hacerle cambiar de opinión. De golpe, se desvanecieron todas las esperanzas de Lali de que el tiempo hubiera curado todas las heridas. -No se puede negar que es toda una belleza..., no es extraño que intente aprovecharse de ello- continuó Eugue implacable sobre todo teniendo en cuenta de que eso es lo único que tiene. Nunca me pareció muy inteligente la verdad... -¿Cómo puedes decir semejante cosa? -le reprochó Cande-. Sabes muy bien que Lali es disléxica. Lali se quedó lívida al escuchar aquella alusión a su secreto mejor guardado. -Fíjate -continuó Cande-, a pesar de eso ha conseguido ser muy famosa. -Si tu idea de la fama es salir en los anuncios de champú, supongo que tienes razón -replicó Eugue cínicamente. En aquel momento Lali decidió que ya había escuchado suficiente, y con un enérgico taconeo se dirigió hacia la estancia, esforzándose por esbozar una deslumbrante sonrisa. -¡Lali! -exclamó Cande azorada. Ella se quedó sin habla al ver que la dulce y morena Cande estaba inequívocamente embarazada. -¿Cuándo te has casado? -preguntó sorprendida. -Yo... -la joven enrojeció hasta la raíz del pelo-. No... no lo he hecho. Atónita, Lali recordó que el padre de Cande era un hombre muy estricto, que había inculcado a su hija su severo concepto de la moral. -Bueno, no importa -replicó, procurando quitarle hierro al asunto para que su amiga no se sintiera aún más avergonzada. -Me temo que criar a un hijo sin padre no es tan fácil en el mundo en el que se ha criado Cande como en el tuyo -intervino Eugue. La luz de la tarde sacaba destellos rojizos de su corta melena, mientras sus ojos verdes chispeaban de furia. Lali recordó que Eugue también era madre soltera, pero decidió no decir nada. -Cande sabe a lo que me refiero.

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