Sunday, January 17, 2016
capitulo 19
Lali se dio la vuelta para enfrentarse a él.
-¿Así que lo admites?
-Sí, te deseo. Es sólo cuestión de tiempo -declare Peter tranquilamente.
Lali se estremeció.
-Ya veo que cuando los halagos no funcionan pasas directamente a las amenazas.
-No te estoy amenazando. Nunca he tenido que amenazar a una mujer para
acostarrne con ella.
Por supuesto. Con semejante atractivo, sería una tontería mostrarse modesto.
Aquel hombre, pensó con amargura, lo tenía todo: sex-appeal, más dinero del que
podría gastar en toda su vida y una mente privilegiada.
-¿Piensas que eres un ser especial, verdad? Te has creído que me iba a sentir tan
halagada que me iba a arrojar a tus pies... Pues te diré que no eres muy diferente a los
otros tipos que han ido detrás de mí. Tengo mucha práctica en tratar con los de tu
calaña, los conozco desde que cumplí catorce años...
-Me alegro de que nuestros caminos se hayan cruzado ahora que ya eres
mayorcita -la interrumpió Peter cínicamente.
Ante aquel comentario, Lali saltó como una tigresa.
-Sé muy bien que para ti no soy nada mas que una muñequita tonta -replicó
amargamente-. Pues bien, señor Lanzani, le diré algo: no pienso ser el juguete de
nadie. Si quieres entretenimiento, vete a la tienda y cómprate un tren de juguete.
-La verdad, no podía ni imaginarme que detrás de la fachada que presentas en
público escondieras semejante falta de amor propio...
Lali se dio cuenta de que la situación se le iba de las manos, que le faltaban
argumentos para enfrentarse a aquel hombre despiadado.
-¡No digas estupideces! -contraatacó nerviosa-. Sea cuales sean los errores que
haya cometido en el pasado, te aseguro que no estoy dispuesta a repetirlos. Y ahora
que ya lo sabes, abre esa maldita puerta y deja que me vaya.
-Si fuera tan fácil... -murmuró Peter sin dejar de mirarla.
Pero cuando Lali asió el pomo de nuevo, se encontró con que la puerta estaba
abierta. Salió al fin, tan turbada y dolorida como si acabara de librar una terrible
batalla.
¿Qué demonios le había pasado? Lali no dejaba de darle vueltas en la cabeza a
lo sucedido mientras regresaba al apartamento bajo una fina lluvia que muy pronto la
caló hasta los huesos. Estaba tan alterada que casi agradeció su frescura.
Algo había salido muy mal en aquel despacho. Peter había conseguido
devolverle todos y cada uno de sus golpes; tal y como había ocurrido el día anterior,
cuanto más furiosa se ponía ella, más frío y controlado parecía él. Aquel hombre tenía
un autocontrol formidable.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment