Wednesday, January 6, 2016
capitulo 57
- ¡Por supuesto que sí! – dijo ella poniéndoselo junto al anillo de boda
rápidamente, en la sospecha de que si no lo hacía en cualquier momento se lo
quitaría y lo arrojaría al mar.
Peter aflojó la tensión del rostro. Ella entonces se dio cuenta de que a él también
le inquietaba la situación, y de que se sentía culpable de esos terribles años de
regalos impersonales.
- Mi padre solía regalarme dinero también. Y nunca esperé otra cosa de él. La
única vez que me hizo un regalo...
- ¿Fui yo? Y yo no fui un regalo propiamente dicho, ¿no? – dijo él con una risa
forzada y triste.
- Iba a decir que lo único que me regaló fue el escritorio de mi madre. Y ya
sabes que no vale gran cosa. Es bonito, pero él no sentía nada especial por ese
mueble. De hecho estaba en el ático, y lo tuvo que hacer restaurar, pero él dijo...
¿Sabes lo que dijo? – terminó ella con entusiasmo.
- ¡No me interesa en lo más mínimo! – dijo él con impaciencia, y una sombra
que expresaba intensas emociones.
Peter se acercó a ella para que le prestara atención.
- Lo que quiero decirte es... - dudó Peter -. ¡Dios! ¡Desearía no haberme pasado
cinco años siendo un cerdo, y un arrogante, haciéndote pagar lo que Max hizo
conmigo! ¡Aunque ahora no veo las cosas de ese modo! – Peter daba golpecitos
nerviosos en la muñeca de Lali, expresando lo difícil que le resultaba admitir esos
sentimientos y simplemente no podía pensar en el escritorio del que le hablaba ella.
- Ahora comprendo tu manera de comportarte en todo ese tiempo...
- Tú tenías diecisiete años y estabas encaprichada conmigo...
Ella bajó la vista y bebió el vino.
- Y creo que entonces también tuve la vaga idea de que eras inocente y de que
no sabías nada del chantaje de tu padre. Podría haber sido más amable. Tú eras
casi una niña. Eras más inocente de lo que es actualmente Ponia. Cuando os veo
juntas ahora, veo cosas que no quise ver hace cinco años.
- Eso no importa ahora...
- Debo haberte hecho mucho daño.
- Sí. Pero ya lo he superado – Lali forzó una sonrisa inestable. Se sentó de
rodillas y alargó la mano hasta la caja de la comida para desenvolverla -. ¿Qué
quieres comer?
- ¿La comida? – explotó Peter.
Se acercó a ella y, sujetándola fuertemente y tomándole la cara entre sus
manos, le dijo:
- Olvídate de la comida – le dijo Peter algo enfadado. Pero también empleaba un
tono de disculpa y deseo.
Y olvidó rápidamente la comida, tan pronto como él acercó la boca a la de ella.
Lali perdía el control en sus brazos. Le deseaba una pasión que la consumía. No se
trataba de una seducción de los sentidos, sino de un asalto repentino, en el que se
despojaban de la ropa en un acto desesperado. La excitación se abrió paso,
borrando todo, excepto la necesidad que tenía del cuerpo de Peter.
Lali echó la cabeza hacia atrás cuando él se dispuso a recorrerla, con gemidos
de placer y satisfacción. A partir de ese momento no hubo más que sensaciones,
alcanzando juntos el éxtasis. Y finalmente la dejó en una quietud casi sobrenatural.
Peter le dijo algo en griego abrazándose a ella.
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