Tuesday, January 12, 2016
capitulo 79
Hubo silencio nuevamente.
- Has encontrado trabajo – dijo él nervioso.
- No pienso estar aquí toda la vida. Estoy empezando. Y saco lo justo para vivir.
Si te preocupa eso...
- ¿Por qué iba a preocuparme?
- Quizás te hubiera gustado que no pudiera salir adelante.
- Quizás – él no lo negó.
- ¿Has tenido noticias de mi abogado ya?
Hubo un silencio sepulcral.
- Has tirado todos mis calcetines – dijo Peter apesadumbrado.
- Era una especie de declaración de principios.
- Sí, me he dado por enterado.
- Fue una tontería – dijo ella dibujando el borde del vaso con el dedo -. ¿Cómo
está Eleni? – le preguntó sin poder reprimirlo.
- Feliz... su marido volvió a buscarla el mismo día de la cena. Ella ha prometido
trabajar un poco menos, y él ha prometido aprender a cocinar o algo por el estilo.
- ¿Era eso de lo que estabais hablando aquella noche?
- Sobre todo me estaba diciendo cosas sobre mí. Que le había roto el corazón
hace cinco años, y que ni siquiera me había dado cuenta. Y que si me hubiera
casado con ella y le hubiese hecho lo que te hice a ti, me habría castrado.
Eleni se había vengado de él ahora que ya no le importaba.
Volvió el silencio.
- ¿Quieres dormir conmigo esta noche?
Lali no podía creer lo que le preguntaba. Pero él la miró desafiante, como para
que no tuviera la menor duda de sus propósitos.
- No voy a contestar semejante proposición.
- ¿Por qué no?
- ¡Estoy en proceso de divorciarme de ti!
- No ha habido ninguna mujer. Ni siquiera he mirado a otra. No deseo a otra
mujer. Te deseo a ti.
- Entonces tienes un problema – dijo ella temblando como una hoja. Y en
realidad lo deseaba tanto, que se odiaba. Peter le tomó la mano, evitando que ella se alejara de él.
- No debería haberlo preguntado... No era realmente lo que quería decir.
- ¡Pero es exactamente lo que estabas pensando! – exclamó Lali, quitando la
mano apresada por la de él.
Lali se sintió indignada ante la actitud descarada de él. La deseaba aún, pero
aunque se lo pidiera de rodillas no accedería.
Por el rabillo del ojo lo vio levantarse y abandonar el bar. Lali hubiese querido
llorar desconsoladamente, pero había un público que la estaba esperando y un
trabajo que realizar.
Eran las cuatro de la madrugada de esa noche cuando se durmió por fin.
A las ocho alguien llamó a la puerta de su casa de manera insistente. Lali hizo
un esfuerzo y se levantó a abrir. Un ramo de rosas rojas fue depositado en sus
manos. Era Peter que aprovechándose de que Lali estaba medio dormida, había
entrado y cerrado la puerta.
- ¿Y qué esperas que haga con esto? – dijo ella consciente del aspecto horrible
que tenía, frente a él que parecía sacado de un anuncio de trajes italianos.
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