Monday, January 25, 2016
capitulo 46
Lali se quedó pasmada, pues nunca antes había tenido el honor de recibir una visita
de su jefa, quien, además, odiaba el campo.
-¡Lali, querida! -exclamó en cuanto la tuvo delante-. ¡Tengo grandes noticias!
¡Vas a ser la sensación de la temporada!
-¿Tienes trabajo para mí? -preguntó la joven en el colmo de la sorpresa.
-Cariño, parece que estás otra vez en la cresta de la ola: pasado mañana habrá un
desfile de Di Venci en Londres..., creo que es una gala benéfica o algo parecido... es la
oportunidad que estábamos esperando para que debutaras en la pasarela.
-¿En la cresta de la ola has dicho? -Lali no llegaba a entender a cuento de qué
venía aquel repentino cambio de suerte.
-Las revistas de cotilleos están que arden -comentó Catriona divertida mientras
consultaba su agenda electrónica-. ¿Acaso no las lees?
-No, no he comprado ninguna.
-Bueno, querida, ya sabes que me gusta ser discreta: tu vida privada es cosa tuya
-a pesar de sus palabras, Catriona apenas podía reprimir su curiosidad-. Sin embargo,
es tan emocionante lo que te ha pasado... ¡Si es nada menos que uno de los hombres
más ricos del mundo!
-No tengo ni la menor idea de a qué te refieres...
-Pues al hombre que ha relanzado tu carrera de forma tan espectacular -replicó
Catriona enarcando las cejas-. Aunque le velaron el carrete, el fotógrafo que os
sorprendió ha contado por todas partes que os vio...
-Te refieres a Peter...
-Te puedo jurar que me quedé pasmada cuando vino a verme un caballero que,
según mis informes, está muy relacionado con ese tiburón de las finanzas griego
-parloteó Catriona, cada vez más e entusiasmada-. Así que, sin dudarlo, le di tu
dirección. Me dijo que Peter Lanzani nunca olvida un favor... ni tampoco un
desaire, si vamos a eso.
-Yo... -Lali se había puesto mortalmente pálida.
-No entiendo qué diantres haces vegetando en este lugar -continuó Catriona-. No
sé qué le habrás dado, cariño, pero le tienes comiendo en tu mano; ¡Si hasta se
rumorea que esta misma semana ha dejado a Natalie Cibaud! Y, aun teniendo en cuenta
su pésima reputación -añadió pícaramente-, es un auténtico pez gordo, ¡un diamante de
veinticuatro quilates!
-No hay nada entre nosotros -pudo por fin declarar Lali. La cabeza le daba
vueltas, incapaz de procesar toda aquella información.
-Aunque se haya terminado todo, será mejor que no se lo digas a nadie -le
aconsejó Catriona procurando disimular su decepción-. Tu popularidad actual se la
debes a él...
Lali pensó que no dejaba de ser irónico. Peter debía estar furioso, seguro
que pensaba que era ella la que le había ido con el soplo a la prensa. Catriona echó un
vistazo a su reloj.
-Escucha, ¿qué te parece si regresas conmigo a la ciudad? Te aconsejo que vuelvas a casa de esa amiga tuya. Todos los periodistas te están buscando como locos,
y no nos conviene que te encuentren tan pronto. Tu aparición en la pasarela tiene que
ser triunfal.
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