Friday, January 8, 2016
capitulo 66
- ¡Oh!
- Es algo desagradable lo que he hecho, pero necesitaba que hablases y que
estuvieras relajada. El coche, además, está girando todo el tiempo, haciendo
círculos. Por favor, perdóname.
Cuando Lali se apartó, Peter tembló, como una reacción que contrastaba con la
tensión y la excitación de ese momento. Y Lali se rió, porque de pronto le pareció
muy gracioso. Sabía que esa duplicidad en él debía molestarla, pero la imagen de
Peter hecho un auténtico lío de sensaciones, le hacía gracia.
- Tienes conciencia...
- Sí, y ahora mismo me está matando. ¡Theos! Siempre es así contigo. Te deseo
tanto, que haría cualquier cosa.
Lali descubrió en las palabras de Peter un poder suyo que no conocía. No se le
había ocurrido que fuese tan deseable para él. Pero ella se daba cuenta de que
excitación era mutua. No obstante, él era un macho que buscaba, sobre todo,
sensaciones físicas. Seguramente no tenía nada que ver con las fantasías
adolescentes que Lali había albergado durante tanto tiempo, pero igual le gustaba
lo que él decía, y se daba cuenta de que nunca había valorado sus propios
encantos.
- No tengo pechos grandes.
- ¿Qué?
- O piernas largas.
- ¡Dios! Yo creo que eres perfecta – le acarició los labios con la boca -. Eres tan
perfecta... No puedo creer que seas mía...
- Dime más... – le invitó Lali, echando la cabeza hacia atrás, y sonriendo
burlonamente.
Pero Peter no siguió, porque se dio cuenta entonces de que la limusina había
parado.
- Hemos llegado.
Lali hizo un esfuerzo por volver a la realidad, lo que le costó unos segundos.
Peter entonces le tomó la cara con una de sus manos en un gesto tierno, y le dio un
beso que poco hacía por que ella se pudiera desprender de él.
El aire fresco la golpeó. Peter le rodeó la espalda con su brazo, y la ayudó a
ponerse de pie firme, mientras ella se estiraba la falda de su traje.
- Si me tambaleo es culpa tuya.
Peter se rió suavemente e inclinó la cabeza.
- Todavía estás débil a causa de la gripe – le dijo él -. Definitivamente tienes que
descansar en la cama antes de la cena. Y como soy un buen esposo que te cuida y
que se preocupa por ti...
- ¿Un qué?
- Te voy a acompañar – completó la frase él.
Mientras Peter la conducía por las escalinatas que daban al impresionante edificio
que tenían delante, y cuyas puertas estaban abiertas como para recibirlos, Lali
pensaba que era evidente que Peter había devuelto a la relación entre ellos el
encanto anterior a la discusión. Y Leah se sentía aliviada y feliz nuevamente. Pero
le preocupada la facilidad con la que él lo había hecho. Era casi un milagro.
En ese momento apareció Ponia, vestida y arreglada como nunca antes la había
visto Lali. Con el pelo recogido, y un elegante vestido que realzaba su figura
menuda.
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