Tuesday, January 19, 2016

capitulo 24

-¿No? ¿Acaso un día te levantaste y te dijiste: «Me merezco algo más que esto. No quiero seguir viviendo de esta forma»? -Peter estaba siendo implacable-. Puedes protestar lo que quieras, pero lo vi con mis propios ojos: no sentías absolutamente nada por él, simplemente te vendiste al mejor postor. Lali sentía crecer la náusea en su interior. -No.., no... -se limitaba a decir mientras retrocedía al interior del apartamento. -Y yo soy tan tonto, que, aún sabiéndolo, todavía te deseo. Yo no quiero comprarte... digamos que soy tan ingenuo como para pensar que las cosas no tienen por qué ser así entre nosotros... Como evidentemente te gusto, puedo hasta olvidarme de que mi inmensa riqueza haya tenido algo que ver con que estés conmigo. Lali parecía una estatua; no se atrevía ni a moverse por temor a romperse en mil pedazos. -Nunca te perdonaré por esto -susurró, y era como si cada palabra abriera una nueva herida en su maltrecho corazón-. Leland nunca fue mi amante, habíamos hecho un trato... Peter la interrumpió con una maldición en griego. -¿Acaso me tomas por tonto? Lali se dijo que había sido una completa estúpida al intentar defenderse. Sólo había puesto en evidencia su propia debilidad al pretender que aquel griego arrogante no pensara mal de ella. -Aléjate de mí, o... -Me parece que decidiste cómo tenía que ser tu vida mucho antes de conocerme, ¿no? ¿Qué es lo que quieres? -preguntó Peter sin dejarla terminar. Lali lanzó una carcajada histérica, luchando furiosamente por contener las lágrimas. -Sólo deseo lo mismo que todo el mundo -confesó, con los ojos brillantes como dos estrellas-. Y algún día, cuando todo esto haya pasado, lo tendré. No vas a conseguirme, Peter, no pienso hacer el amor contigo a no ser que me arrastres a la cama y me ates, ¿está claro? Por mucho que me desees, no me tendrás nunca -Peter parecía incapaz de apartar la vista de ella-. Malas noticias -continuó-, yo soy la que me marcho. Pero, ¿por qué habría de molestarte eso? Al fin y al cabo -concluyó sin poder reprimirse-, tú eres un hombre sin sentimientos. -¿Qué es lo que quieres de mí? -replicó Peter salvajamente-. Nunca podría amar a una mujer como tú. -¡Tanta sinceridad me conmueve! -exclamó Lali despiadadamente, aunque estaba temblando como una hoja-. Pero, sin embargo, eso no te impide desearme, ¿verdad? ¿Sabes una cosa, Peter? Me alegro de saberlo, muchas gracias, has hecho maravillas por mi maltrecho amor propio -se mofó. -Eres una... no me había dado cuenta hasta ahora -dijo Peter sin ningunaemoción. Cada una de sus palabras era tan corrosiva como el ácido-. Está bien: pon tú el precio por una noche. ¿Cuánto crees que mereces?

No comments:

Post a Comment