Wednesday, January 13, 2016
capitulo 3
El que fuera una reconocida aventurera, no mermaba un ápice su extraordinaria
belleza. Incluso el mismo Peter, acostumbrado a tratar con las mujeres más
hermosas, se había quedado sin habla al verla por primera vez. Le había parecido la
mismísima Bella Durmiente de los cuentos: inaccesible, intacta... Su sonrisa se trocó en
una amarga mueca. ¡Todo aquello no eran más que tonterías! Durante tres años, aquella
mujer había sido la amante de un hombre tan viejo que podía haber sido su abuelo. No
había ni pizca de inocencia en ella.
Sin embargo, decidió que no la presionaría con el préstamo. Se portaría como un
caballero: le ayudaría a solucionar todos sus problemas económicos y, de ese modo, se
ganaría primero su gratitud y después su lealtad. No volvería a mostrarse fría y, en
agradecimiento, él estaba dispuesto a rodearla de todos los lujos, a darle cualquier
cosa que pudiera necesitar o desear. Ya no tendría siquiera que volver a trabajar.
Por suerte para ella, Lali no podía ser más ajena a los planes que estaban
forjando para su futuro cuando salió del taxi. Cada uno de sus movimientos estaba
dotado de una elegancia especial, innata. Se quedó de pie un momento mirando la casa
de su difunta madrina, una mansión georgiana que se alzaba en medio de un cuidado
jardín.
Mientras se acercaba a la puerta, tuvo que hacer un gran esfuerzo para contener
las lágrimas. Recordó que el mismo día en que hizo su primera aparición pública con
Julia, su madrina le había escrito que ya no sería bien recibida en aquella casa. Sin
embargo, apenas cuatro meses antes, la anciana había ido a visitarla a Londres para
reconciliarse con ella, aunque no le había dicho que estaba mortalmente enferma.
Lali se enteró de su muerte cuando ya la habían enterrado.
Había sido convocada a la casa para la lectura del testamento de Nancy, lo que
daba a entender que, definitivamente, su madrina le había perdonado por su
escandaloso proceder.
Para complicar las cosas, Lali llevaba en el bolso una carta que acababa de
recibir y comprometía cualquier posibilidad de felicidad y libertad futuras. En la
misma se le recordaba la deuda contraída , y que ingenuamente ella había
supuesto que estaba cancelada desde el momento en que decidieron romper su
relación. A fin de cuentas, él se había llevado tres años de su vida, durante los cuales
Lali había empleado cada céntimo de lo que ganaba para devolverle el préstamo.
¿Acaso no le parecía suficiente? En aquellos momentos no sólo estaba
prácticamente en la bancarrota, si no que sus posibilidades de seguir trabajando
estaban seriamente comprometidas por la mala publicidad. Leland era un fatuo, pero
ella nunca pensó que fuera mala persona, y mucho menos que necesitara el dinero. ¿Por qué no le daba un poco más de tiempo para recuperarse?
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