Sunday, January 24, 2016

capitulo 43

Sólo entonces pareció darse cuenta Lali de lo que había estado a punto de hacer; avergonzada, se levantó de la cama de un salto. -¡Eres un cerdo! -le insultó mientras se colocaba la camiseta en su sitio y, sin esperar su respuesta, se abalanzó escaleras abajo. Cuando abrió la puerta se encontró con Patrick Devenson, su vecino más próximo, al que había conocido el día anterior. -¿Sabes que hay un ferrari medio hundido en el arroyo de enfrente? Todavía temblorosa, Lali se limitó a asentir con la cabeza como una marioneta. No se podía creer lo poco que le había faltado para dejarse seducir por aquel miserable. -Lo he visto cuando volvía a casa -le explicó Patrick, un rubio y atractivo veterinario-. Como sabía que estabas en casa, decidí parar para ver si estabas bien, ¿lo estás? -insistió preocupado. -El conductor está arriba, descansando -consiguió articular Lali. -¿Quieres que le eche un vistazo? -No es necesario -dijo Lali con la respiracipn entrecortada. -¿Y no quieres llamar al médico? -preguntó Patrick señalando su teléfono móvil. -Te estaría muy agradecida si me dejaras hacer una llamada. -Claro -asintió el joven-. ¿Te importa si entro? Está lloviendo mucho. -Por supuesto, perdona. Lali echó a correr escaleras arriba y le pasó el móvil a Peter. -Llama ahora mismo para que vengan a buscarte si no quieres que te eche a patadas yo misma. Peter asió el teléfono impasible, pero no sin antes lanzarle una mirada cargada de odio. Marcó un número, dio algunas órdenes en griego e, inmediatamente salió de la cama. Lali se quedó pasmada no tanto por la intensidad de aquella mirada como por la visión de aquel hombre desnudo y visiblemente excitado. Turbada, salió a toda prisa de la habitación. -Gracias -dijo, devolviéndole el teléfono a Patrick. -¿Se había tomado una copa de más, verdad? -preguntó señalando el dormitorio-. Es una pena como ha quedado el coche. ¿Es tu novio? -preguntó mientras se dirigía hacia la puerta. -No, no lo es. -Entonces, ¿querrías cenar conmigo mañana? Lali estuvo a punto de rechazar su invitación, pero en el último momento cambió de idea. -¿Por qué no? -repuso. Sabía que Peter estaría escuchando cada palabra desde el dormitorio. -¡Estupendo! -exclamó Patrick complacido-. ¿Te parece bien a las ocho? -Sí, muy bien. Se lo quedó mirando mientras subía a su todo terreno, y no pudo por menos que pensar lo sencilla que debía ser la vida de aquel joven en comparación con la de Peter, tan manipulador y egocéntrico. Odiaba a aquel hombre con toda su alma.

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