Thursday, January 21, 2016
capitulo 34
Le encantó la pequeña chimenea que alegraba el salón, aunque no podía decir lo
mismo del fregadero o del estado de los sanitarios del cuarto de baño. Apenas tenía
los muebles imprescindibles, aunque esperaba que le trajeran una cama nueva aquel
mismo día.
La casa estaba a unos dos kilómetros del pueblo más cercano. En cuanto le
trajeran la cama, pensó, llamaría al hotel para preguntar sin podían ofrecerle algún
trabajo. Como estaban en plena temporada alta, supuso que no le sería muy difícil
lograrlo.
Cinco días más tarde Lali estaba en su tercer día de trabajo a media jornada
como camarera en el animado bar del hotel. Empezaba a pensar que aquel puesto no
era tan estupendo como había supuesto en un principio.
¿Por qué no había preguntado si tendría que servir comidas antes de aceptar?
Estaba acostumbrada a servir bebidas, pero le costaba mucho anotar pedidos
complicados a toda velocidad.
Lali vio a Peter en cuanto éste entró en el bar. En cuanto su imponente
silueta se recortó en la puerta, todo el mundo se volvió hacia él. Era como un gigante
entre pigmeos.
Llevaba un traje gris oscuro, con una camisa de seda y una corbata a juego.
Parecía insultantemente rico, casi un poco fuera de lugar incluso. Lali notó que el
corazón empezaba a latirle a toda velocidad; de repente, la estancia le pareció más
abarrotada que nunca, casi le faltaba aire para respirar.
Peter se la quedó mirando fijamente, haciendo que se sintiera como un
conejillo sorprendido por las luces de un coche.
Con un gran esfuerzo, consiguió concentrarse para acabar de tomar nota en la
mesa que estaba atendiendo. Plegó los menús y se dirigió a las cocinas lo más rápido
que pudo. Pero no lo suficiente como para que Peter no la interrumpiera.
-Para un momento -le ordenó en voz baja.
-¿Cómo me has encontrado?
-Catriona Ferguson, la directora de la agencia, no tuvo ningún inconveniente en
decírmelo -dijo.
Con un rápido movimiento, Lali consiguió eludirlo y continuar hacia la cocina.
Cuando salió comprobó con desmayo que Peter se había sentado en una de las mesas
que le tocaba atender.
Aunque se esforzó por ignorarlo, sabía que él no la quitaba ojo de encima.
Empezaron a sudarle las manos y a temblar, hasta tal punto que casi se derramó
encima una de las bebidas que iba servir.
Por fin se le acercó Dennis, el jefe de camareros.
-¿Has visto al tipo de la mesa seis? -preguntó casi disculpándose, mirando su
hermoso rostro con expresión de carnero degollado-. Es extraño: algo en él me resulta familiar, pero no sé dónde le he podido ver antes.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment