Sunday, January 3, 2016
capitulo 36
¡Dios! Peter la había llevado a que la atendiese su amante. Sólo él podía ser tan
cruel.
- Estaba muy asustado realmente. Parecías tan enferma. Pensé que podía ser
neumonía o algo así. No sabía qué hacer. Estaba aterrado.
¿Aterrado, Peter? Era una imagen de Peter que no lo encajaba. Entonces, Peter volvió
a hablar en griego con otra mujer, más joven, más dulce, y más expresiva. Le
pareció que discutían acaloradamente. Pero Lali nuevamente se desvaneció.
Había una mezcla de ruidos de fondo. No podía distinguir de dónde venían. La
mente de Lali era un caos de imágenes y sentimientos. Había tenido fiebre. Había
transpirado y había estado con tiritona durante un tiempo que ella no podía
determinar. El día y la noche se le mezclaban indistintamente.
Recordaba que la habían secado y lavado con una esponja repetidas veces, pero
que había sido incapaz de hablar a causa de su debilidad. Recordaba también la
silueta de Peter en la penumbra de una habitación desconocida. Peter sentado con
expresión asombrosamente preocupada en la luz del amanecer. También había
habido más gente, pero le costaba recordarlo.
Abrió los ojos. Una criada corrió las cortinas de un ventanal que dejó a la vista
un cielo espléndidamente azul. Entonces la luz del sol la cegó, y tuvo que darse la
vuelta. En ese momento se dio cuenta de que afortunadamente no le dolía la
garganta, ni la cabeza, y que su cuerpo no se resentía con cada movimiento. La
puerta se cerró. Tuvo ganas de darse un baño.
Intentó sentarse. Pero el cuerpo no le obedeció. Con un gemido de impaciencia,
estiró las piernas para alcanzar la mullida moqueta. Era una habitación grande. La
luz de una lámpara le hacía difícil distinguir los contornos.
Apoyándose en la cama, decidió ponerse de pie. Pero se tambaleó como un
borracho, admitiendo entonces que no se encontraba tan bien como ella había
creído. Pero la obstinación la llevó a la suite anexa a la habitación.
Descubrió entonces accidentalmente su cara en el espejo del baño. Estaba
horrible. Pálida, demacrada, el pelo en una madeja lacia y húmeda. Haciendo un
esfuerzo se inclinó para abrir el grifo de la bañera. Por lo menos si estaba limpia se
sentiría algo mejor.
- ¡Dios! ¿Qué demonios estás haciendo? – Peter se puso a un lado de la bañera.
Se erguía alto y elegante. Su aspecto la intimidaba, estaba atractivo con su traje
color crema, que no hacía sino acentuar el color de su piel oscura.
- ¿Estás loca? ¡Deberías estar en la cama! – tronó la voz de Peter, no satisfecho
con haberla asustado al encontrárselo.
- Quiero bañarme – dijo ella extremadamente débil. Por momentos le parecía
verlo al lado de Eleni .
El corazón de Lali pareció detenerse. Y un escalofrío le recorrió el cuerpo.
- ¿Vas a darte un baño cuando apenas puedes ponerte de pie? - dijo él
inclinándose para alzarla.
Lali estalló en llanto, desconcertándolo tanto como a sí misma. En ese
momento pareció relajarse la tensión y ambos se abandonaron sorpresivamente a
la expresión de sus sentimientos, como si alguien hubiese abierto de pronto la
compuerta que los frenaba con firmeza.
Su efecto fue asombroso.
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