Saturday, January 2, 2016
capitulo 35
- ¡Fue un error! ¡Bájame!
- No sabes lo que haces ni lo que dices – Peter la sujetó con firmeza, sin siquiera
concederle una mirada.
- Sé... – no podía hablar casi. Pero hubiese gritado, de no ser porque había
perdido las fuerzas tanto físicas como psíquicas, a cuenta de sus conflictos
emocionales -. Te odio – dijo finalmente.
Peter la llevó en brazos hasta el jet y luego la envolvió en una manta. Algo más
tarde. Lali oyó una voz que le resultó familiar.
- ¡Pobrecita! Me da tanta pena – no parecía sincera la mujer.
Reconoció a la azafata que le daba un vaso a Peter, y cuando éste la incorporó
para darle un trago, agregó.
- Está fatal...
- Bebe. Te hará sentir mejor – la incitó Peter.
No había nada que pudiera hacerla sentir mejor. Peter se estaba aprovechando de
su enfermedad. Bebió, porque supuso que ningún argumento le valdría a él. Lo que
había hecho él no era mucho menos que un secuestro.
No puedo dejarte sola en el hotel en estas condiciones – murmuró él, como si
hubiera leído los pensamientos de ella.
- ¡No te perdonaré jamás! ¡Ojalá te contagies! – titubeó Lali.
Inesperadamente, Peter se rió, mientras le rodeaba los hombros con sus brazos,
como si desafiara el contagio. Peter nunca estaba enfermo. La idea lo divertía, porque
tenía una salud de hierro.
A partir de ese momento. Lali perdió totalmente la noción del tiempo. Tampoco
distinguía entre el sueño o la vigilia. ¿Había dormido?
Unas voces en griego le hicieron suponer que habían aterrizado. Sería el
aeropuerto, pensó con amargura, y hundiéndose en una espantosa sensación de
fracaso.
Una discusión la puso alerta. Alguien la apoyó sobre algún sitio, le levantó la
manta, le puso el termómetro en la boca. Sus ojos se fijaron en un cielo raso
blanco. Pensó entonces que se había equivocado. No era el aeropuerto. Debía ser
un hospital. Oía la voz de Peter. Parecía enfadado, disgustado. Y la voz que antes
parecía enojada, de pronto se había suavizado. Era una voz femenina muy
expresiva. Con gran esfuerzo, Lali giró la cabeza para ver quien era.
Una mujer vestida de blanco estaba rodeada por los brazos de Peter. Ella le
acariciaba el pelo negro y también la cara, y en ese momento se disponía a darle
un beso. Lali cerró los ojos impresionada ante aquella visión.
Alguien le quitó el termómetro momentos después. ¿Se lo habían quitado
enseguida, o había pasado algo de tiempo? Por momentos estaba inconsciente. La
siguiente vez que abrió los ojos, la mujer le estaba dando algo a Peter, y esa vez
pudo verla bien. Era una mujer bonita, de piel clara y ojos negros, que miraba a Peter
con extrema calidez. Lali tosió fuerte. Ellos entonces se dieron vuelta para mirarla.
- Pensé que estabas dormida. Ésta es la doctora Kiriakos... – dijo Peter.
- Eleni – agregó su acompañante forzando un tono de informalidad con él
mientras a Lali le habló con frialdad y distancia profesional -. Me temo que vas a
sentirte algo peor antes que haya una mejoría, Lali.
Lali cerró los ojos, para autoprotegerse.
Pero ya se sentía peor. Estaba totalmente sudada, la cara, el pelo, la ropa. Le
dolía todo el cuerpo. Tenía ganas de llorar, pero no tenía la fuerza para hacerlo.
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