Saturday, January 2, 2016

capitulo 34

- ¡Es lo más nauseabundo que se te puede ocurrir! No quiero ir a Atenas – protestó Lali. - Pero lo harás – le dijo él incorporándose -. Mi familia se reunirá para conocerte en casa de mi madre. No me importa si tengo que llevarte a rastras y gritando todo el tiempo. ¡Para que lo sepas, has tomado la decisión anoche! - Lo has hecho a propósito – se quejó Lali. - Sí – contestó él-. Bueno, y ahora, ¿por qué no te vistes? Le di instrucciones a la criada para que te hiciera el equipaje. Pensé que lo que tuvieras aquí no te serviría para Grecia. Lali se incorporó en la cama. Se sentía mal realmente. Fue al cuarto de baño. Su propia estupidez la había llevado a este suplicio. Ella había creído que Benjamin esta enamorado. ¿Había sido Benjamin para ella una forma de evasión de su matrimonio? ¿Lo habría utilizado para sentir las fuerzas necesarias para abandonar a Peter? Porque la idea de que alguien la amaba le había dado fuerzas, le había dado confianza en sí misma. Benjamin no la amaba. Pero, ¿ella lo había amado realmente? Había sido muy doloroso descubrir que él la había visto solamente una vez como un objetivo rentable. Pero, ¿lo añoraba ella todavía? No. Todo había terminado. No quería volver a ver a Benjamin. ¿Lo había amado realmente? ¿O había sido producto de su gran soledad? El baño estaba caliente. Lali se sentía débil, indefensa y mareada. Lo que había sucedido la noche anterior había sido un error incalculable. ¿Debía soportar ahora la vergüenza de seguir al lado de Peter aún a sabiendas de que ella consideraba ese hecho como lo peor que podía ocurrirle? Reunió fuerzas para ponerse de pie y salió del baño. Entonces se apoyó en la puerta para no caerse. Peter la miró extrañado y le preguntó: - ¿Ocurre algo? - Me parece que tengo gripe. Pero no es nada importante... – respiró hondo y agregó - Me quedo aquí. No volveré contigo. - No te encuentras bien. No sabes lo que dices – la interrumpió Peter -. Te llevaré yo al coche. - ¡No! – dijo ella con lágrimas en los ojos, y a punto de desfallecer -. ¿No me has oído? Tú no eres un hombre para mí. Peter la alzó en brazos al ver que ella se quería apartar de él. - ¡Por favor! – no podía hacerlo razonar para que la soltara -. No quiero ir contigo. Quiero quedarme aquí. - ¡Dios! ¿Lo estás esperando, no es así? – preguntó él furioso -. ¡Si no estuvieras mareada te sacudiría! Las maletas ya no estaban en la habitación, pudo comprobar ella con horror, mientras Peter abría la puerta de la habitación con una mano y con la otra la sostenía firmemente. - ¡Déjame marchar! - Si te dejo marchar, te caerás al suelo – dijo él y luego agregó un sonido gutural en griego, con una expresión dura mientras presionaba el botón del ascensor con violencia. - Quiero el divorcio. ¡No quiero ir a Grecia! – dijo ella con pánico. - Debieras haberlo pensado anoche – dijo él entrando con ella en brazos al ascensor.

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