Saturday, January 2, 2016

capitulo 32 y 33

Ella no podía quedarse quieta; no dominaba sus miembros. La ola de deseo se había apoderado de ella. Sus caderas se movían con un ritmo que acababa de descubrir. Una sensación de placer casi intolerable iba creciéndole, hasta que por fin la obligó a pronunciar el nombre de él una y otra vez. Peter dijo algo en griego y gimió contra su boca roja e hinchada de ella. -«No puedo esperar». Entonces él entró donde ella más lo deseaba. Le subió las piernas con impaciencia, deslizándose por la tierna bienvenida que ella dispensaba gracias a los preparativos de él. Abrió los ojos grandes, sus ojos cafe, intensos de pasión. Podía sentirlo, tan caliente, como suave y duro a la vez y por momentos tan amenazadoramente masculino. Ella buscó los rasgos tensos de la cara de Peter, y por un momento vio en él tal expresión de vulnerabilidad, que su corazón dio un respingo. Y entonces le deseó tanto que casi le dolió. Él entró en ella lentamente, suavemente, con un gemido ahogado por momentos. Ella sintió un leve dolor, que se le olvidó en medio de una tormenta de desenfrenada pasión que la derritió por completo. Cada vez sentía más, e iba en busca de una nueva satisfacción. Él se movió más rápido. Ella lo abrazó. El corazón de Lali bombeaba cada vez más rápido, y entonces ocurrió una explosión de calor y placer que la transportó, dejando su mente en blanco. S`agapo... s`agapo - dijoPeter penetrando en ella violentamente, luego su cuerpo entero tembló, con espasmos de placer, con toda la fuerza de quien por fin se deja arrastrar. Lali aún no había vuelto a la tierra, seguía flotando en su propio placer. Se pegó a él, oliendo su fragancia, presionando sus labios sobre los morenos hombros de él. Se fue la luz. Y un silencio cayó sobre los dos. Lali estaba exhausta, y pasó de la irrealidad al sueño, con el cuerpo extendió encima de Peter. Oyó la voz de Peter, hablando en griego. Pero ella estaba en la cama, ¿cómo era posible? Pestañeo para volver a la realidad. Luego centró su atención en Peter. Estaba de pie, mirando por la ventana, con un teléfono móvil en una mano. Lali se sintió confusa. A su mente acudieron imágenes de la noche anterior. No podía explicar cómo había ocurrido. Eso era lo peor. Primero le había estado gritando furiosa, y luego... Mientras se ponía rígida debajo de las sábanas, unos músculos poco familiares se quejaron y una leve molestia le recordó toda la pasión que había surgido entre ambos la noche anterior. Lali se sonrojó. De no ser porquePeter estaba presente, hubiera pensado que era un sueño. O una pesadilla... De pronto sintió cierta identificación con las atractivas chicas que rondaban a Peter, pero ella seguramente esta a la cola. Porque las chicas de Peter seguramente sabrían en qué se metían. Y ella, en cambio, había sido apartada de su camino sin saber cómo. Había tomado la decisión de abandonar a Peter y eso le había dado fortaleza. Pero entonces él la había llevado a la cama, la había besado, e inexplicablemente la balanza de poder se había inclinado del lado del enemigo. Porque él era el enemigo. Cualquier persona capaz de reducirla a ese nivel era el enemigo. Su vista, por otra parte, se recreaba en él. En su cabellera negra, en el ancho de sus hombros que dibujaba la tela de la chaqueta, en las caderas estrechas que en ese momento dibujaban las manos que se metían en los bolsillos del pantalón del traje, en las piernas largas que se separaban levemente. Entonces comprendió cómo había ocurrido. Se dio cuenta entonces, de que había reprimido toda atracción sexual por Peter, como medida de autodefensa. Pero había sido peor, porque en el momento en que había tenido la libertad de aflorar, lo había hecho con suma intensidad. Se había traicionado a sí misma en brazos de Peter. Como siempre había dicho él que ocurriría. Sintió ganas de llorar. Pero se abstuvo. Peter se dio la vuelta, y fue hacia la cama. El depredador le sonrió. Tenía un aire de autocomplacencia, y la miró expresándoselo. Se sentó entonces al borde de la cama, y le dijo: - Es una mañana estupenda. Ella oyó la lluvia golpeando en los cristales. - En Atenas – agregó -. Y si me dices que no vas a venir... no, no te atreverías. No, después de lo que ha ocurrido anoche. - Eso fue sexo, nada más – dijo Lali con gesto severo. Peter sonrió y bajó la cabeza para decirle: - Sólo sexo no. Sexo fabuloso, maravilloso, increíble. Si no fuese porque el jet nos está esperando, seguiría en la cama. - Ayer te he dejado – dijo Lali con los dientes apretados. - ¡Dios Mío! Y hoy estamos más cerca que nunca. La vida es impredecible. Piensa en esto como si fuera el primer día de nuestro matrimonio.

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