Monday, July 27, 2015

capitulo 17

-¿Quieres beber algo? -le preguntó Peter.
-No, gracias.
-Te ayudará a calmarte un poco... ,_ Se dio la vuelta y lo miró muy molesta.
-¡Estoy calmada!... así que déjame en paz.
-Te ha afectado ver al sinvergüenza ese...
- Deja a Pablo en paz..., ¡tú no lo conoces!
-Ni falta que hace-le dijo con una sonrisa burlona- Lo he visto ponerse en evidencia.
Lali lo miro fijamente a los ojos.
-Y yo creo, que fuiste tú el que se puso en evidencia. No me gustan los hombres agresivos.
Una leve sonrisa se dibujó en su rostro, la respuesta de Lali parecía divertirlo más que ofenderlo.
-Yo no soy violento, soy fuerte... y eso te gusta.
-No sé de qué me estás hablando. ! Peter la miró incrédulo.  -¿Ah, no?
Se hizo el silencio. Lali sintió cómo su corazón latía cada vez más rápidamente. Lo miró, era alto y fuerte como un atleta. Su cabello negro y rizado relucía y su cara tenía las facciones bien marcadas. Era guapísimo, reconoció. Quizá no había querido admitido antes, pero al lado de Peter, Pablo era muy poca cosa.
Los ojos verdes  la derretían por dentro, no podía dejar de mirarlo y le costaba respirar. Sus pechos se alzaron provocativamente y, de repente, se sintió húmeda. Le temblaban las piernas, su deseo aumentaba por momentos...
-Tú me deseas y yo te deseo, pero no va a suceder -susurró Peter-. Esto es trabajo y no debemos complicar las cosas.
Lali se quedó desconcertada, abrió la boca para negarlo todo rápidamente, pero se calló al ver los ojos de Peter clavados en sus labios. Se empezó a poner nerviosa, la excitación volvía, inoportuna, irresponsable...
-Solo trabajo... -se dijo Peter a sí mismo. De repente, alguien llamó suavemente a la puerta y ella recobró la compostura un tanto avergonzada. Peter abrió la puerta y un hombre joven con una carpeta bajo el brazo entró. Lali aprovechó la oportunidad para mirar por la ventana e intentar, calmar su repentina agitación. Nadie la había hecho sentirse de esa forma y le daba miedo, era incapaz de controlar sus sensaciones. Pero él también sentía esa atracción. Eso la reconfortaba un poco; le agradó sentirse deseada.
La puerta se cerró y Lali se dio la vuelta.
-Este es el contrato del que te hablé –Peter le acercó la carpeta-, léelo y firma. -¿ y si no firmo?
-No habrá acuerdo.
Se sentó y comenzó a leer. Era un contrato normal y no mencionaba nada acerca
del papel de amante. Solo había un apartado que llamó su atención y que no le gustó nada pero, de repente, se fijó en la cantidad de dinero que cobraría. ¡Dios mío! Lali tragó saliva y se dirigió a Peter.

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