Wednesday, July 29, 2015

capitulo 25

Peter volvió a abrir las ventanillas y a Lali le entraron ganas de bajarse del coche aunque estuviera en movimiento. Se arrepentía de haberlo golpeado, pero no podía. disculparse después de sus palabras.
La limusina llegó al apartamento y el chófer les abrió la puerta. Peter la cubrió con su americana para tapar la raja del vestido. Dentro del ascensor el silencio era insoportable. Lali no podía mirarlo. De repente se preguntó por qué la estaría acompañando. Entraron en el apartamento. Se quitó la americana y se la dio.
-Buenas noches -le dijo a Lali. Peter se dirigió al dormitorio.
-¿Adónde vas? -le preguntó intrigada. –A darme una ducha fría, ¿también te molesta?
-¿ Vas a dormir aquí?
-No soy sonámbulo, si eso es lo que te preocupa.
Pensó un rato, y de repente, lo entendió todo.
-Te quedas porque se supone que soy tu amante, así que ahora soy una de esas chicas fáciles que se acuestan con un hombre la primera noche...
-¿Perdona? -Peter se dio la vuelta y la miró furioso.
Le devolvió la mirada. Desde luego Peter era guapísimo, pero debería haberse dado cuenta de lo que ese trabajo supondría para su reputación.
-Me has oído perfectamente. Si te quedas a dormir, voy a parecer una cualquiera.
-Estoy tan contento de que no seas realmente mi amante -dijo con una sonrisa forzada-. Tú evitaste que cometiéramos un terrible error esta noche. Puedes golpearme siempre que quieras si vuelvo a comportarme así. Lali se empezó a enfadar de verdad. –Estoy empezando a odiarte.
-Sigue odiándome -le contestó con aire burlón-. Porque si algún día llegas a acostarte conmigo, todo cambiará.
-¿Ah, sí?
-Sí. Mañana por la mañana cuando te despiertes ya no estaré aquí. Te veré el viernes. Este fin de semana iremos a Escocia.- Y con cierto aire de grandeza, Peter se dirigió al baño, dejándola ahí, de pie. Era un hombre impresionante, capaz de, pasar de la frialdad a la burla en pocos minutos, alguien que había conseguido despertar su deseo...
Le costó quedarse dormida, su imaginación la traicionaba mostrando desconcertantes imágenes de Peter en la ducha. Se odio por tener esos pensamientos y aplastó su cara contra la almohada.
Había oído a otras mujeres hablar de hombres irresistibles, pero nunca imaginó que fuera verdad. El ejemplo de su madre le había enseñado una lección. Emilia había pasado de una relación a otra; confundía placer con amor y había dejado un rastro de destrucción y niños abandonados tras ella. No quería ser nunca como ella y quizá por eso, se había prometido no cometer sus mismos errores. Desde el día en que se habían conocido, Lali y Pablo habían sido inseparables. Era tan amable, tan romántico, que nunca hubiera pensado lo que les depararía el futuro. Sin embargo a la madre de él siempre le había caído mal; un día le había reprochado que no supiera quién era su padre.

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