Thursday, July 30, 2015

capitulo 36 y 37

Lali se estiró en la cama. Le dolía un poco el cuerpo, lo que le hizo recordar la noche anterior. Peter... su calor, estaba feliz y quería disfrutarlo.
«Solo es una aventura», se recordó Lali no sabía lo que estaba haciendo, se había dejado llevar por el deseo... Pero era una mujer adulta, capaz de tornar sus propias decisiones y, por una vez en su vida, quería vivir el momento, disfrutar.. .
Abrió los ojos, las cortinas estaban corridas y Peter estaba de pie, junto a la ventana. Lo estudió detenidamente, era el acompañante ideal y un sueño en la cama... ¿Cómo podía haber pensado que lo odiaba? ¿Acaso había querido encubrir la terrible atracción que sentía por él? Le estaba agradecida por haber insistido, por haber disfrutado, por sentir que había recobrado la seguridad en sí misma.
Sonó el móvil, y Peter empezó a hablar en italiano en voz baja. De repente, se dio la vuelta y pudo ver su hermosa cara. Peter estaba muy serio, su cara permanecía impasible, vacía.
Su felicidad se desvaneció por un momento, se estaba arrepintiendo... Seguramente se había despertado y había empezado a dudar ¿Era Peter uno de esos donjuanes que perdían interés cuando conseguían acostarse con alguien? No le había costado mucho seducirla, había sido una presa fácil. Creía que lo tenía todo bajo control, que podía afrontar cualquier cosa, pero en cuanto vio su cara, volvió a sentirse insegura, humillada, dolida.
-¿A qué hora es el desayuno? -le preguntó cuando terminó de hablar por teléfono.
Peter se dio la vuelta, seguía serio. Lali notó la tensión en su cara. Luego forzó una sonrisa.
-Me temo que te has perdido el desayuno. Es casi la una.
Lali se quedó desconcertada, se sentó en la cama y, al hacerlo, sus senos desnudos quedaron al descubierto. De repente, se sintió incómoda y tiró de la sábana para cubrirse.
-Deberías haberme despertado.
-¿Para qué? ¿Para ir a pescar bajo la lluvia?
-¿Disculpa?
Le costaba afrontar su mirada, el sentimiento de culpa, de dolor, aumentaba al mismo tiempo que su rabia ¿Por qué no la había dejado sola? ¿Era esa la forma de castigarla por ser tan insolente con él? ¿Era Peter de ese tipo de hombres? Lali ya no sabía cómo era, ya no lo conocía, no sabía nada sobre él. Su orgullo era la única defensa para ocultar su confusión.
-Los invitados que se alojaban en el hotel vinieron y la mayoría de ellos se han ido a pescar al lago. Debe de ser la costumbre. Les dije que estabas cansada por el viaje...
-¿Que dijiste qué?..
-No me gusta pescar –le dijo intentando evitar su mirada, parecía nervioso. -Creía que podrías aguantarlo. Después de todo, has venido aquí para estar con esta gente ¿Las mujeres también han ido a pescar?
-Algunas.
-Seguramente alguien me podrá prestar unas botas. Es una pena que no me avisaras de lo de la pesca, porque no tengo nada que ponerme -Lali luchaba por mantener su voz impasible-. Debemos parecer los peores invitados. Llegamos tarde, nos llevamos el coñac y yo sigo en la cama.
- Ted Garrison es un político poderoso, solo quería que viniera para convencerme de que apoye su próxima campaña -dijo con sequedad-. Podríamos pasamos todo el fin de semana en la cama, a él le daría igual.
-No pretendo ofenderte, Peter -le dijo mientras se ponía el camisón-. El sexo fue una buena forma de pasar el rato, pero no pensemos que puede entretenemos todo el fin de semana.
Peter se quedó petrificado. Lali huyó al baño, pero lo miró antes de entrar; estaba sorprendido... ¡claro que estaba sorprendido! No esperaba que ella diera el primer paso, pero no iba a darle la satisfacción de creer que lo de la noche anterior había significado algo para ella, o que quería hacerlo de nuevo. Se lavó la cara y lloró un rato. Aunque le costara la vida, iba a recobrar la compostura, iba a actuar como si nada hubiese sucedido.
Cuando salió del baño, el dormitorio estaba vacío. Se vistió y salió de la habitación. En la entrada no vio a nadie, pero de repente un sonido la avisó que no estaba sola.
Un hombre guapo y distinguido con pelo rubio y canoso estaba de pie junto a la puerta. Se quitó el chubasquero, estaba empapado. El hombre la vio y se quedó helado.
-Hola -Lali se quedó sorprendida ante su reacción y se preguntó si su vestido era demasiado atrevido-. ¿Sabes dónde está todo el mundo?
-Comiendo, supongo, estaba pensando si no sería demasiado tarde. La idea de comer en el lago con este tiempo no me atraía demasiado... Soy Nicolas Vasques -dijo mientras extendía la mano.
-Lali Esposito... -en cuanto oyó su nombre  Lali lo reconoció enseguida, era un
político muy famoso, a Mercedes le encantaba.

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