Sunday, July 26, 2015

capitulo 7

-No cuando la dueña es una mujer que se niega a admitir que ha ido demasiado lejos. Cómo puede quedarse ahí sentada y contradecirme, cuando sé de muy buena tinta que tiene recibos atrasados del alquiler del local, del préstamo del banco y está hasta el cuello... un cuello precioso por cierto.
-Deje mi cuello fuera de esto por favor -Lali se levantó, ya no podía aguantar que la mirara por encima del hombro. ¿Cómo se atrevía a hablarle así? Ya era bastante malo enterarse de que no había conseguido el contrato en el que había depositado todas su esperanzas, como para que encima la insultara y criticara su forma de llevar el negocio. Era más de lo que podía aguantar.
-Y perder los estribos conmigo no va a mejorar la impresión que tengo de usted -dijo Peter burlándose de la repentina reacción de Lali. Mediría más de un metro sesenta y era muy esbelta ¿Qué diablos le pasaba? Era una pésima mentirosa, sus ojos la traicionaban ¿Creía que iba a perder el tiempo escuchando sus mentiras?
En unos segundos, la rabia inundó a Lali, su carácter, que había logrado dominar durante mucho tiempo, estaba saliendo a flote. Quería golpearlo, borrar de su cara ese aire burlón. Pero al darse cuenta de lo violenta que se estaba poniendo, intentó calmarse.
-Bueno, ya me ha dado las malas noticias, pero para eso no hacía falta hacerme venir a su despacho -afirmó Lali con dignidad-. Además, después de esta conversación, ¿por qué iba a querer causarle una buena impresión?
Peter enarcó una ceja.
-Podría hacerle otra oferta.
Lali serio, estaba contenta de no haber recurrido a la súplica, de haberse enfadado con él..
Si se hubiera parado a pensar en las desastrosas consecuencias que tenía perder el contrato, se habría desmoronado. Se habría puesto en evidencia. Decididamente, a ese hombre le gustaba jugar con la gente, o quizá solo con las mujeres.
-¿Lo dice en serio? -Lali se mojó los labios con la lengua mientras pensaba si era posible que, a pesar de lo que había dicho sobre su forma de llevar los negocios, tuviera otro trabajo para ella.
Se hizo un intenso silencio, y Lali se impacientó. Peter miró fijamente sus labios. Lali los odiaba. «Demasiado carnosos», se dijo. Sin duda se estaba dando cuenta de que eran desproporcionadamente grandes. Los hombres pensaban en el sexo... ¿Con qué frecuencia?.. ¿Por menos una vez cada cinco minutos? Peter seguramente lo haría cada sesenta segundos. Ninguna mujer podría evitar notar la fuerte virilidad que desprendía. Estudió su cuerpo detenidamente. Como ya había notado otras veces, se excitaba cada vez que estaba cerca de él. Sus pechos se endurecieron de repente y sus pezones les siguieron.
Menos mal que llevaba una chaqueta ¿Qué habría pasado si él lo hubiera visto? ¿Qué pasaría si supiera que podía hacer que su cuerpo reaccionara así solo con mirarla? Desde que lo conoció, la naturaleza le recordaba que tenía hormonas, , pero eso no quería decir nada. Ya había sufrido bastante con los hombres, no se arriesgaría una vez más. Además, Peter no quería tontear con ella, solo se
estaba dejando llevar por sus instintos. Se limitaba a analizar las cualidades de cualquier mujer con la que se topaba. Y Lali sabía que ella tenía pocas.

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