Thursday, July 23, 2015

capitulo 49

-Te ves como el asesino al que pescan escondiendo el cadáver – murmuró, meditabundo -. ¿O es mi imaginación?
-Es tu imaginación – evitó los perceptivos ojos y trató de distraerlo desanudándole la corbata.
-Mi imaginación rara vez me engaña – la observó luchar contra el nudo. Con un suspiro expresivo, le cubrió las manos temblorosas con una de las suyas -. No confías en mí, ¿verdad? Jamás volveré a lastimarte, bella mía. Te lo prometo.
Conmovida hasta lo más íntimo y desgarrada por la culpa, se le llenaron los ojos de lágrimas.
-Sólo tenía veintisiete años cuanto te conocí – Peter le acarició la curva de la mejilla con el dedo -. Y no quería conocer a nadie como a ti. Decidí conquistarte bajo mis condiciones y sé que eso no era lo que querías, o lo que merecías. Me amabas demasiado, cara. No me hubieras negado nada. Así que no aprecié lo que me entregabas – sus pupilas se oscurecieron -. Supuse que siempre estarías allí. Y entonces un día desapareciste y me di cuenta de que hasta tú, tenías tus límites. Pero ya era demasiado tarde para retroceder.
-Peter, yo...
Le pasó los dedos por los labios, para acallarla.
-No quiero hablar del pasado ahora. Quizá mañana, tal vez pasado mañana, ¿mmm? – sugirió -. Pero no esta noche.
Ella volvió su boca para esconderla en la tibieza de la palma de la mano de Peter, mientras las lágrimas humedecían sus mejillas. Le rogaba que lo comprendiera y ese hombre no rogaba casi nunca.
Se quitó la corbata y la chaqueta y la rodeó con sus brazos, emanando la confianza en sí que con tanta naturalidad poseía.
-Apenas dormí anoche – admitió, en voz baja -. Y ahora intento mantenerte despierta como castigo. Su aliento le rozó la mejilla y entonces su lengua se deslizó entre los labios entreabiertos de Lali, para explorar el interior que ella le ofreció con tanta generosidad. El suelo pareció desvanecerse bajo sus pies y se prendió a él mientras invadía su boca una y otra vez, con una tormentosa intensidad que le provocaba un dolor apagado en el estómago. Su vestido de seda cayó sobre la alfombra sin que se diera cuenta de que él se lo quitaba como un experto. Sus largos dedos le recorrieron la cadera, se toparon con una barrera de encaje y la descartaron, mientras su boca seguía conquistándola, hasta hacerla gemir. Se rió apenas y cesó de provocarla para tomarla en brazos y llevarla a la cama, se recostó a su lado y la amoldó a cada línea de su poderoso cuerpo. Lali le apartó la camisa para meter las manos y tocarle la espalda, sintiendo cada músculo ponerse tenso bajo su exploración. Peter apretó las caderas despacio contra las de ella y por segundos infinitos, la dominó el hambre que él sabía evocar y despertar para perderla.
La miró, con ojos brillantes de satisfacción y de deseo.
-¿Recuerdas esa primera noche en Suiza? – murmuró, ronco -. Te mostraste exquisitamente tímida – le marcó un camino de besos a través de la delicada clavícula -. Tan inocente. Y yo actué como un malvado, bella mía. Esa debió ser nuestra noche de bodas.
-Yo fingí que lo era.
Un leve rubor tiñó los pómulos e intensificó la atracción animal de ese hombre. Capturó los dedos que se escondían entres sus cabellos negros y se los llevó a los labios.
-Nunca le había hecho el amor a una virgen y quería que fuera algo especial para ti. Por eso te llevé a Suiza.
-Fue especial – logró musitar -. Muy especial.
-Grazie... grazie tanto, cara – bromeó -. En mi opinión fue tan especial, que decidí conservarte para mí solo, porque soy por naturaleza egoísta.
Nunca lo había visto tan relajado, ni siquiera la semana anterior, nunca. Durante un segundo, le recordó a Bruno. Los mismos ojos Claros, la misma boca que podía conmoverla con una sonrisa. El aliento se le atoró en la garganta, mientras él le quitaba las copas de encaje del sostén, permitiendo que su lengua y luego su boca circularan los pezones sonrosados y tensos que desnudó. La mente de Lali se
convirtió en un vacío total, entrelazó los dedos al mismo tiempo que las sensaciones aumentaban y los músculos se le ponían tensos bajo los cuidados de su amante.

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