Thursday, July 30, 2015

capitulo 32

Se abrió la puerta del baño y Lali corrió a la cama, pero antes pudo ver a Peter en calzoncillos. Cerró los ojos, pero la imagen se repetía una y otra vez: pelo negro y húmedo, espaldas anchas, hombros fuertes, torso increíble, piernas largas y musculosas... «Déjalo ya», se dijo a sí misma. .
El colchón. se hundió con el peso de Peter y de repente se oyó cómo algo se rajaba. Peter maldijo en voz alta y saltó de la cama. Retiró la colcha, había una raja en la sábana inferior.
-¿ Cómo se supone que voy a poder dormir encima de eso?
-Lo arreglaré.
-Deberíamos irnos a un hotel.
-Nos las arreglaremos -Lali se levantó de la cama y quitó la sabana para volverla a colocar de manera que la raja quedara debajo de la almohada-. ¡Ayúdame!
-Es una vergüenza tratar así a los invitados.
-Pero es un castillo tan bonito, con historia y...
-¿Húmedo e incómodo?
Lali terminó de hacer la cama y al ver una polilla enganchada en su pelo dio un grito. -¿Sigue en mi pelo?
-No te hará ningún daño -le dijo Peter mientras se la quitaba.
 Lali se apoyó contra la cama. De repente Peter la miró con unos ojos llenos de pasión.
- De pié junto al fuego es como si estuvieras desnuda...
Lali miró su camisón, la luz traspasaba la seda y desvelaba todos sus secretos. Se movió rápidamente hacia la cama, pero Peter la agarró antes de que llegara y la apretó contra su cuerpo.
Intentó decir algo, pero la boca de Peter selló sus labios con un hambriento beso. La emoción le recorría todo el cuerpo, se abrazó a él con fuerza.
Las manos de Peter se deslizaron por sus caderas, acercándola para que notara la potente fuerza de su erección. Lali sintió cómo el deseo subía desde su pelvis, un instinto animal desatado por la fuerte pasión que él había provocado.
La tomó entre sus brazos y la tumbó en la cama. Separó suavemente sus piernas. El tembloroso cuerpo de Lali no quiso resistirse. Luego, la besó con un erotismo que hacía que se derritiera por dentro. De vez en cuando, Lali tomaba aire y luego volvía por más, no quería parar. Sus manos se enredaban entre su pelo oscuro y húmedo, no quería soltarlo nunca.
Peter levantó la cabeza, la miró con esos profundos ojos esmeralda . Le costaba respirar. -¿Estás protegida?
La pregunta la hizo volver a la realidad ¿Si estaba protegida? ¿Temía que se quedara embarazada? Claro que estaba protegida, no podía tener hijos...
-Sí.
Peter la miró con satisfacción.
-Esto era inevitable, amore.
¿Había sido realmente inevitable?, se preguntó en un instante de racionalidad.
Pero su cuerpo se negaba a pensar, necesitaba ese olor, ese tacto, necesitaba tenerlo cerca. No podía apartarse de él.

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