Saturday, July 25, 2015

capitulo 4

¡Le había ordenado que se retirara como si fuera una criada maleducada! Era el último día de su contrato de prueba y todavía tenía que decirle si iba a renovárselo. Si no lo hacía, estaría arruinada. Nerviosa, Lali siguió trabajando, pero dentro de ese cuarto lleno de hombres y dondequiera que estuviera notaba la intensa presencia de Peter Lanzani.
Era un magnate siciliano muy rico, difícil de tratar e impredecible. Los altos ejecutivos de la empresa correteaban nerviosos ante él, siempre dispuestos a complacerlo, a impresionarlo y, cuando hacía un
gesto de desaprobación, se quedaban pálidos. Solo tenía treinta años, y a pesar de ello, su presencia provocaba una gran conmoción.
«Es una pena que tenga ese carácter», se dijo Lali. ¡Qué mala suerte! Tener que doblegarse ante aquel monstruo machista,-. Dios mío, cómo disfrutaba viéndola comportarse como una esclava. Su orgullo estaba herido, no le gustaba tener que adular a nadie ¿Quizá no debería haber hecho esos pasteles?, pero ¿qué tenía que perder? En una situación tan crítica no podía elegir. Sí, se había doblegado ante él, pero lo había hecho por Mercedes, ya que perdería la casa si ella no lograba mantener el negocio. Tenía que conseguir ese contrato. Y por Mercedes, Lali haría cualquier cosa.
-Ese Lanzani está buenísimo -Candela, su empleada y amiga le comentó mientras recogía unas tazas-. Cada vez que lo veo, siento que estoy en el paraíso. -Shh -le dijo Lali malhumorada. Que una camarera lanzara miradas de deseo al jefe no era un comportamiento muy profesional...
-Tú también lo miras por el rabillo del ojo -le contestó con tono burlón antes de retirarse.
De acuerdo, lo miraba, pero no porque se sintiera atraída por él. Peter Lanzani la ponía nerviosa. Lali llegó a pensar que él también la miraba, pero debían de ser imaginaciones suyas porque no lo había visto hacerlo.. Era un presentimiento. Nunca en su vida se hubiera imaginado que llegaría a conocer a alguien tan importante como Peter, presidente del imperio Lanzani Industries. Después de todo, ella era la dueña de una insignificante empresa de catering con un contrato de prueba para una de las empresas de Peter, y no merecía su atención. Además, la empresa Brewsters no tenía su sede en Londres, sino a las afueras de una ciudad de la provincia de Norfolk. Aun así, cuando Peter  fue allí, se tomó la molestia de entrevistarla personalmente.
Al recordarlo, Lali se puso tensa, y se criticó a sí misma por el resentimiento que aún sentía, ya que, al aceptar su oferta, Peter le había dado la oportunidad de su vida. No era culpa suya que hubiera querido abarcar más de lo que en realidad podía... el contrato se le había ido de las manos.
-Ese Lanzani es un hombre de verdad -enfatizó Cande al pasar de nuevo junto a Lali-. Es tan musculoso y desborda tanta energía... huele a sexo, debe de ser increíble en la cama...
-Ese hombre es despreciable, además... ¡tiene muy mala reputación con las mujeres! -susurró Lali enfurecida- ¿Podrías dejar el tema, por favor? -Solo intentaba hacerte reír -su amiga arrugó la frente-. ¡Espabila, Lali!
Lali enrojeció y se sintió culpable, tenía los nervios de punta. Pero ni siquiera su amiga sabía que Esposito Catering estaba a punto de quebrar. Si no conseguía el
contrato con Lanzani Industries, el banco se negaría a prestarle más dinero y ni siquiera podría pagar a sus empleados fin de mes, eso sin tener en cuenta a los proveedores. De repente, se sintió avergonzada, ¿cómo se había metido en semejante lío?
Un hombre rubio muy elegante se acercó a ella.

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