Friday, July 24, 2015

capitulo 52

-Ahora te toca asegurarme que nada de ese cuento es verdad. Verás, Euguenia se caracteriza por su persistencia. Cuando rechacé sus llamadas, se comunicó con uno de mis abogados en Roma, dándole los detalles de lo que averiguó en Inglaterra – le aclaró -. Alejo pasó una noche espantosa antes de reunir el valor necesario para traerme su informe. Se apresuró a tomar esa decisión cuando un artículo relacionado contigo, apareció en un periódico inglés.
-No quería que... te enteraras de este modo – barbotó, de pronto -. Intentaba decírtelo cuando... llegáramos a Inglaterra... – su voz se desvaneció.
-Mírame – gruñó -. ¿Insinúas que esto es cierto? ¿Que estabas embarazada? ¿Que tuviste un hijo? Como un títere asintió dos veces, incapaz de hablar porque la estudiaba con una incredulidad que la destrozaba.
-Y... ¿te... casaste... conmigo? – se levantó despacio del asiento, expresando la pregunta con suma dificultad.
-¿Qué esperabas que hiciera? – inquirió, frenética.
-¿Que qué esperaba? ¿Que qué esperaba? – rugió, atrapándole la muñeca para arrancarla del sofá.
-¡Me lastimas!
-¡Será mejor que ese niño no sea mío! – le advirtió, furioso.
-¡Claro que es tuyo! – la tensión se rompió y sollozó -. ¿Por qué prefieres la otra posibilidad?
Peter se golpeó la palma de la mano con el puño y se apartó con violencia de la joven. Una furia bárbara se impregnaba en cada línea de su cuerpo.
-Si te toco, te mato. Cristo, bórrate de mi vista antes que pierda el control.
-Peter, por favor – le rogó, con voz entrecortada.
Se volvió hacia ella, ágil como un gato, aún iracundo.
-Si no hubiera sido mío quizá... quizá te habría perdonado, porque al menos entendería la razón de tu huida. Pero, ¡esto! – extendió sus manos bronceadas en un movimiento asesino -. ¡Esto no lo entiendo de ninguna manera!
-Si te calmas un poco... – interpuso, suplicándole.
-¿Calmarme? Descubro que tengo un hijo de casi cinco años que no conozco, que ni siquiera soñé que existía... ¿y me pides que me calme?
-Debí confesártelo anoche.
-¿Anoche’ – siseó, alelado -. Anoche, mientras te comportabas como una cualquiera en mis brazos, te hubiera estrangulado. ¡Me importa un demonio la noche de ayer o de hace una semana! ¡Te estoy hablando de hace cinco años, cuando te embarazaste!
La brutalidad de su ataque al referirse a su comportamiento de la noche anterior, la hirió con la eficiencia de un cuchillo que le atravesara el corazón.
-D-deja de gritar...
-Si no grito, te golpearé. Jamás le he pegado a una mujer en mi vida... y no pienso empezar ahora – le lanzó, furioso.
Le tomó un inmenso acto de voluntad poner sus pensamientos en orden, pues la fuerza de la rabia de Peter la azoraba. Tampoco comprendía que hubiera preferido que Bruno fuera hijo de otro... -¿Por qué no me lo confiaste hace cinco años? – la repetición la laceraba.
-Quise... traté...
-No recuerdo que hayas tratado – la atajó con rudeza.
-Tenía miedo de decírtelo – aspiró aire, convulsa.
Lanzó una maldición que nunca había usado en su presencia antes.
-De acuerdo – musitó ella, reuniendo los jirones de su compostura -. No te gustará lo que voy a decirte...
-Tú no me gustas – replicó, con un efecto helado -. Ninguna disculpa puede ser peor al asco que siento en este momento.
Sin planearlo, Lali se soltó llorando, odiándose por su debilidad, pero sintiéndose como un animal atrapado en una trampa.
-No me atreví a confesártelo – murmuró al fin -, porque sabía que no querrías a ese hijo y temí que me
convencieras de deshacerme de él.
-¿Osas echarme la culpa? – preguntó, flagelándola con su desprecio.
Atontada, retrocedió.

5 comments:

  1. horrible como peter, se entero que tenia un hijo, lali se lo ubiera dicho antes

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  2. me imagine toda la escena muy fuerte como se entero! Más más

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