Monday, July 20, 2015

capitulo 22

-Lali – la voz del doctor, irritándola con su persistencia, la obligó a abrir los párpados de nuevo -. ¿Recuerda cómo se hirió?
-Ya se lo dije, se cayó – lo atajó Peter por segunda ocasión -. ¿Realmente es necesario este interrogatorio?
-Me caí – susurró Lali agradecida, deseando que el doctor se fuera y dejara de molestarla. Enojaba a Peter.
-¿Cómo se cayó? – al expresar esa tercera pregunta, Peter exhaló el aliento con un silbido y, al mismo tiempo, el sonido de una chicharra cesó -. Terminaré mi examen mañana. Transferiremos a la señorita Esposito a su cuarto. Quizá le gustaría irse a su casa, señor Lanzani.
-Me quedaré – lo declaraba con el peso de una ley irrevocable.
Lali le dedicó una sonrisa somnolienta, feliz por la preocupación que mostraba por su bienestar. Al despertar se encontró en una habitación en penumbras, amueblada con buen gusto, que no daba la idea de que se hallara en un hospital. Peter se encontraba al lado de la ventana, en la oscuridad.
-¿Peter? – musitó.
Él giró, con un movimiento abrupto.
-Quizá te parezca una pregunta estúpida – musitó Lali, titubeante -. Pero, ¿en dónde estoy?
-En una clínica privada – se aproximó a la cama -. ¿Cómo te sientes?
-Como si alguien me hubiera golpeado con un saco de arena, pero ni la mitad de mal que antes – reconoció, atontada – movió su cabeza e hizo un gesto de dolor.
-Quédate quieta – la instruyó Peter, de modo innecesario.
-No recuerdo haberme caído – reconoció, atontada -. Ni el menor detalle.
Peter se acercó. Se veía menos espléndido de lo que acostumbraba. Tenía el cabello despeinado, la corbata floja y la camisa abierta.
-Fue mi culpa – afirmó, tenso.
-Estoy segura de que no – lo tranquilizó Lali, sorprendida.
-Lo fue – los ojos verdes la observaron de una forma sospechosa -. Si no hubiera tratado de abrazarte cuando intentaste alejarte de mí, esto no habría sucedido.
-¿Yo intentaba alejarme de ti? – nada en su banco de memoria confirmaba ese concepto desconcertante.
-Tropezaste con la alfombra y caíste. Te golpeaste la cabeza contra la mesa. Madre de Dio, cara... ¡Creí que te había roto el cuello! – Peter recordó con poca acostumbrada emoción, mientras un músculo le tensaba la boca -. Pensé que estabas muerta... realmente pensé que estabas muerta – repitió con voz titubeante.
-Lo siento – una sensación vaga de pánico empezó a invadirla. Si Peter no estuviera allí, se la habría tragado por completo. Sin embargo, su mirada fija, su comportamiento extraño, tampoco la tranquilizaban. Otras rarezas, además de su incapacidad de recordar la caída, surgían en su mente -. Las enfermeras... el dolor... hablaban inglés. ¿Estamos en Inglaterra? – indagó, temblando.
-¿Estamos en...? – subrayó el plural, con las facciones rígidas, cerradas a la comunicación -. Estamos en Londres. ¿No lo sabes? – inquirió, en voz bajísima.
-¡No recuerdo haber venido a Londres contigo! – admitió Lali con rapidez -. ¿Por qué no lo recuerdo?
Peter la evaluó durante diez segundos antes de acortar la distancia que los separaba y sentarse en la cama. -Te golpeaste, por eso estás confundida. Eso es todo – murmuró con calma -. No hay de qué preocuparse.
-No puedo evitar preocuparme... me da miedo – le confió.
-No hay nada a qué temer – Peter tenía el aspecto de alguien que trata de controlar una explosión de histeria.
Los dedos de la joven tocaron la mano que descansaba sobre el colchón y le acariciaron la palma, en una silenciosa disculpa.
-¿Cuánto tiempo hemos pasado en Londres?
-¿Acaso importa? – indagó Peter, tenso. Y, al llevarse la frágil mano a la boca, de repente careció de importancia.

7 comments:

  1. como se esta complicando la cosa haora lali tiene annecia, cuando peter va a saber que tiene un hijo.

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  2. Ah pero que lindo Quilombo se viene! Más más más

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  3. Woaaa
    Y bruno dond queda en esta historia?!
    Maass

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  4. Uyyy no recuerda el presente sólo el pasado

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