Wednesday, July 29, 2015

capitulo 30 y 31

Lali salió del coche, hacía frío, así que se puso la chaqueta delante de.
ella se alzaba un edificio imponente. No se veía ninguna luz.
-¿Qué hora es?
-Las diez.
Peter llamó a la enorme puerta.
-¿ Conseguiste localizar a los Garrison mientras dormía?
-No.
Tras esperar un rato, Peter volvió a llamar. Unos minutos después, apareció una luz en la ventana y oyeron cómo alguien abría un cerrojo.
Un hombre mayor con una bata de lana les abrió.
-¿Acaso quieren despertar a todo el mundo? ¿Saben qué hora es? Son más de las diez.
Lali ocultó una leve sonrisa mientras Peter se presentaba. Entraron en el castillo. En la entrada, había una chimenea inmensa donde todavía crepitaban las llamas, arrojando sombras sobre las oscuras paredes de madera y el desgastado suelo embaldosado.
-Es precioso... -afirmó Lali.
-Les mostraré su dormitorio.
-¿Quiénes usted? -le preguntó Peter. -Soy Murdo, señor.
-Nos gustaría ofrecerles nuestras disculpas a los dueños.
-Esta noche no, están en la cama -Murdo les llevó por unas escaleras de madera-.En Castle Eyrie nos solemos acostar pronto, excepto en ocasiones especiales.
Caminaron por largos pasillos poco iluminados durante un rato, y de repente Murdo abrió la puerta de una habitación.
Cuando Murdo los dejó solos, Lali se fijó en la bonita cama de madera de roble y en la chimenea de piedra. De repente, se dio cuenta de que solo les habían dado una habitación ¿Por qué no se le había ocurrido antes? Además, no había alternativa.
-Per meraviglia... ¡Hace un frío infernal aquí! y seguramente haya mucha humedad -Peter se asomó al baño y se quedó estupefacto-. ¡Ni siquiera tiene ducha!
-Solo hay una cama...
Peter se quedó con el pomo de la puerta en la mano y lo volvió a enroscar.
-El castillo está en muy mal estado ¡No me extraña que los Garrison lo quieran vender! Supongo que un estúpido romántico terminará desperdiciando su dinero y lo comprará. -Solo hay una cama...
-Sí... como solo hay tres muebles, ya me he dado cuenta -señaló Peter-. Pero en estos momentos solo puedo pensar en comida y en calentarme...
-Podrías encender la chimenea, yo prepararé algo para comer.
-Esto no era precisamente lo que me había imaginado.
-¿Puedes dejarlo de una vez? -le reprochó-.Está claro que los Garrison no deben de ser tan ricos y no pueden permitirse más comodidades ni más empleados. -Estás equivocada. Son ricos, pero muy tacaños, tienen fama de pagar poco a sus empleados. Así que deja tu compasión para alguien que se lo merezca.
La cocina era enorme y no debía de haber sido restaurada desde la Edad Media, pero el frigorífico estaba bien aprovisionado. Lali preparó unas tortillas y una ensalada. Comieron en silencio. Luego, subieron arriba.
La luz del fuego iluminaba la habitación. Ella se quedó mirándolo.
-No esperaba tener que compartir la cama contigo -le dijo.
-¿ Crees que los dueños de la casa están vivos? -Peter miró un rato el fuego y se dio la vuelta para mirarla-. ¿O quizá Murdo los haya asesinado y nosotros seamos los siguientes? ¿ Quieres que me quede de guardia toda la noche por si acaso?
«No, al que quiero es a ti», se dijo mientras se daba cuenta de que estaba celosa. «Quiero estar en esa cama contigo», se dijo, y era tan fuerte la voz que por un momento temió haberlo dicho en voz alta. Apartó su mirada.
-Voy a darme un baño, no tardaré mucho.
Buscó algo de ropa en la maleta y se dirigió al baño, pero, antes de entrar decidió dejar a un lado su cautela y hacer la pregunta que tanto la intrigaba.
-¿Con quién estuviste anoche?
-Con unos amigos a los que hacía mucho tiempo que no veía -se quedó mirándola un rato y de repente se dio cuenta de algo-. ¿Así que eso es lo que te preocupaba?
Lali se sonrojó y cerró la puerta del baño rápidamente. La alivió tanto su respuesta, que pasó por alto el hecho de que se había puesto en evidencia. Abrió el grifo y se dio cuenta de que no salía agua caliente. Decidió no bañarse.
-No hay agua caliente -dijo mientras volvía a la habitación. Llevaba un camisón de seda y estaba temblando. Intentaba comportarse como si no le importara compartir el dormitorio.
Peter se estaba quitando la camiseta. La miró fijamente. Las llamas iluminaban su cara.
-¿ Voy a tener que darme un baño frío esta noche también?
Se hizo el silencio. Era una pregunta muy directa. Miró detenidamente su musculoso pecho con suaves rizos negros mientras se metía en la cama.
-Sí -se limitó a decir.
No se dejaría llevar por el deseo. Estaba loca por él, nunca pensó que podría desear tanto a alguien, pero ella solo sería una mera distracción para Peter. Su relación se basaba en un acuerdo y, si llegaban a intimar, se volvería difícil. Estaba temblando de frío, así que se incorporó y se dio cuenta de que la ventana
estaba abierta. Se levantó de la cama rápidamente y la cerró. De repente, empezó a salir humo de la chimenea, así que tuvo que abrirla de nuevo.

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