Thursday, July 23, 2015

capitulo 48

Cada vez que titubeaba, y titubeó muchas veces, Julia la sostenía. Oh, sí, pensó en telefonearle a Peter. Y siempre se arrepintió. Un día fue a la oficina de correos, lo bastante loca para considerar enviarle una tarjeta para su cumpleaños; pues sabía que, desde la muerte de su familia, nadie recordaba esa fecha. Julia trabajaba las veinticuatro horas del día, apoyándola moralmente. Sin duda, mantenerla alejada de Peter, significó una ocupación de tiempo completo.
Pero Lali tuvo la suerte de canalizar sus emociones en Bruno. Nadie podía comprender lo que ese hijo significó para ella. La primera vez que lo cargó, lloró inconsolable. Era la primera persona con la que tenía un parentesco estrecho. Y entre los tres, Bruno, Julia y ella, formaron la familia que siempre anheló.
¿Por qué planeó abandonar a Peter de nuevo? Porque, si era honesta consigo misma, debía admitir que le aterraba decirle que Bruno existía, tanto como cuando se dio cuenta de que estaba embarazada. Peter nunca tuvo la menor sospecha de que esperaba un hijo.
Todo se complicaba de una forma terrible. Bruno creía que su padre había muerto. Le preguntó ciertas dudas y ella jamás se imaginó que resentía no tener un padre hasta el día en que le echó en cara que no le hubiera dado un hombre que lo protegiera.
Bruno aceptaría a Peter con mucha facilidad. Pero, cómo reaccionaría al descubrir que su madre le mintió, era otro asunto. Y... ¿podría confiarle a Peter a su hijo? Bruno se mostraba inseguro en esos días. Si Peter no lo aceptaba con sinceridad, lo sabría. Además, era ilegítimo. Tarde o temprano ese hecho llegaría a los periódicos por una indiscreción. Y Peter lo consideraría intolerable.
El día anterior creyó que tenía una opción. Hoy aceptaba que sólo se había engañado, eligiendo el camino más fácil, el de la evasión. Esa vez no resultaría. Y, por irónico que fuera, no quería que resultara. Amaba a Peter. Deseaba confiar. Deseaba esperar. Deseaba creer que los problemas se resolverían. Y eso significaba decirle a Peter lo de Bruno.
No había tiempo que perder. En dos días, Cande llegaría a Londres. Se lo diría... en el vuelo a Londres, aunque no estarían a solas. Se lo diría cuando arribaran a su destino... donde quiera que eso fuera. Pero cuanto más pensaba en esa confrontación, más la invadía el pánico.
-Estás muy pálida.
Con sobresalto, observó el auto y luego a Peter. ¿De qué manera reaccionaría? Lo engañó. Le mintió por omisión. Aquellos que lo retaban, vivían para arrepentirse de ese error.
-Y estás muy callada – continuó Peter.
-Pensaba – replicó, tragando saliva.
-¿Acerca de qué?
-Nada en particular – veló sus pupilas por si acaso él trataba de leer su mente, como en ocasiones anteriores. Hazlo, se aconsejó, hazlo ahora. Cuanto más esperes, más complicado se volverá todo -. ¿A qué hora aterrizaremos en Londres?
-¿No te lo expliqué? El área de control de tránsito aéreo está en huelga por un día – le informó, con la mayor indiferencia -. Volaremos a Londres mañana.
-¿No vamos al aeropuerto? – exhaló.
-Un amigo nos ofreció su villa por esta noche.
Apretó las manos. Suspensión temporal de la sentencia de muerte, pensó, cobarde. Una oportunidad de estar con él a solas y confesárselo, insistió su conciencia. El auto cruzaba unas altas rejas.
El ama de llaves de la villa les mostró la alcoba matrimonial. Estaba llena de espejos, sedas exóticas y una cama inmensa. Esa era su noche de bodas, reflexionó desesperada. ¿Acaso podía echársela a perder?
Peter se le acercó por detrás y hundió su cálida boca en el hueco suave y sensible del hombro de la joven, para luego acariciarle el cuello. A Lali se le doblaron las rodillas.
-Debemos pedir que nos sirvan de cenar – logró musitar.
-¿Tienes hambre?
-Pues...
-Cenar no satisfacería mi hambre tampoco – suspiró. Despacio, la volvió hacia él -. ¿Qué te pasa? –
inquirió, sin el menor aviso.
-N-nada.

2 comments:

  1. lali tiene que decirle a peter, que tiene un hijo y no largar tanto el tema

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  2. que se lo diga de una bendita vez!

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