Tuesday, July 28, 2015

capitulo 19

Peter le abrió la puerta.
Bajaron en el ascensor en silencio.
Con la cabeza alta, Lali atravesó el vestíbulo, y de repente, notó cómo la agarraban de las manos.
Peter la miró fijamente con esos ojos esmeralda y oscuros, y ella sintió cómo se le aceleraba el pulso..
-No...
Peter se acercó a ella divertido y sonriente.
-Deja de verlo como un castigo, amore.
Peter la estrechó contra él y Lali empezó a temblar. Su boca sensual fue descendiendo hacía la de Lali con una delicadeza que la sorprendió. Se excitaba cuando entraba en contacto con ese musculoso y apasionado cuerpo. Fue un beso largo, sensual, embriagador... Lali no quería parar nunca y se le escapó un suave gemido.
Peter se apartó. .
-Una escena muy convincente -dijo con satisfacción.
-¡Eres un...
-Ese carácter –le advirtió mientras una irónica sonrisa se dibujaba en su rostro.
Lali se soltó.
-Buenas noches -se despidió fría como un témpano de hielo.
A mitad de camino, miró hacia el hotel y lo vio en las escaleras. La verdad era que, por la noche, los aparcamientos le daban un poco de miedo, y la tranquilizó verlo ahí. Estaba buscando las llaves en el bolso cuando apareció un hombre. Se sobresaltó.
-Soy yo, Lali -le susurró Pablo-. Reconocí el coche de Mercedes y he aparcado detrás.
-¡Me has dado un susto de muerte!
Se sentía incómoda, Pablo estaba demasiado cerca.
- Lo siento, pero pensé que sería mejor hablar contigo aquí y no en Fossetts, allí no creo que sea muy bien recibido.
-No tenemos nada de que hablar, siento que tu matrimonio no haya funcionado, de verdad. Pero ya ni siquiera somos amigos.
-Escúchame un momento, no me he olvidado de ti, no he podido -dijo visiblemente afectado-. Casarme con Euguenia fue un gran error...
-No qniero que sigas con ese tema ...por fin había encontrado las llaves-. Por favor, vete de aquí.
-Ya la has oído, ¡márchate!
Era Peter; la reconfortó oír su voz. Le tomó las llaves del coche y lo abrió por ella. Aliviada, miró a los ojos a Peter. Estos irradiaban agresividad hacia Pablo, que ya se estaba alejando del coche.
-Gracias.
-No tiene importancia ¿Te ha asustado ese cretino?
-No... -mintió.
Sin mirar a ninguno de los dos,  Lali salió del aparcamiento y unos cuántos kilómetros más lejos detuvo el coche para secarse las lágrimas.
Pablo ya no le importaba, pero los recuerdos le hacían daño. ¿Cómo podía pensar
que lo recibiría con los brazos abiertos después del daño que le había hecho?

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