Saturday, July 25, 2015

capitulo 5

-El señor Lanzani la espera en su despacho.
El hombre no intentaba disimular la sorpresa que le provocaba que Peter Lanzani se ocupara de asuntos tan insignificantes, pero como él mismo había dicho hacía unos meses: «La comida es muy importante para los sicilianos, y quiero que los altos ejecutivos coman bien. Estoy harto de ver a la gente engullir bocadillos durante el trabajo. Creo que una buena comida mejorará la productividad».
Así que, cada día, Lali servía una comida ligera en el comedor que se había instalado para los altos ejecutivos de la empresa y, algunas tardes, como aquella, cuando terminaban una importante reunión, se quedaba a ofrecerles algo de beber. Lali se dirigió al vestuario, se lavó las manos y se aseguró de estar presentable. No tenía buen aspecto y lo sabía, lo que no ayudaba mucho. Las noches sin dormir, las preocupaciones... iban dejando huella.
«Es culpa mía», se dijo Lali con dureza, se había arriesgado mucho al aceptar el capricho del señor Lanzani, y cabía la posibilidad de que no le renovaran el contrato. Peter le iba a decir que no, lo presentía, ese era el castigo por haber pedido un préstamo para aumentar su negocio, y así poder cumplir el contrato ¿Qué le importaba a él que su insignificante empresa se hundiera? Seguramente a Peter le gustaría verla suplicar ¿Podría hacerlo? ¿Por Mercedes? ¿Sería capaz de suplicar a ese cretino arrogante que tuviera compasión? Lali se quedó aterrorizada ante la idea, pero su única alternativa era aún peor. Benjamin la ayudaría sin dudarlo ni un momento pero, ¿a cambio de qué?.. sin duda le pediría que se acostara con él, y ella no quería caer tan bajo.
La secretaria, que parecía intimidada por la visita del presidente de Lanzani Industries, abrió las puertas de un enorme despacho. Lali se estiró un poco, tomó aire y entró queriendo adoptar una expresión de confianza. Pero los nervios la traicionaban.
-Siéntese, señorita Esposito.
Peter Lanzani estaba de pie junto a la ventana. Hablaba por teléfono en italiano y su voz tenía un tono suave, como el de un galán conversando con su amante. A Lali le dio asco. Pero, por desgracia, Cande tenía razón en algo, ese hombre era guapísimo. Pelo negro y fuerte que pedía ser acariciado, pómulos muy marcados... «un hombre increíble», tuvo que reconocer. Nariz prominente, las cejas bien definidas, la mandíbula fuerte y masculina, la boca perfecta y los ojos... los ojos eran algo aparte, muy verdes con motas grises. Con ellos parecía poder decir cualquier cosa sin necesidad de pronunciar palabra alguna.
Lali había visto a Peter dejar a sus empleados paralizados con esa mirada. Era un hombre al que, seguramente le gustaran las mujeres rubias, sensuales y tontas. Patético. Lali pensaba que un hombre como él debería estar con una mujer inteligente, que estuviera a su altura y que supiera ponerlo en su sitio. Si alguien necesitaba que lo pusieran en su sitio, ese era Peter Lanzani. Era tan egocéntrico que daba grima.
Tras terminar de hablar; Peter miró a su futura víctima y se preguntó por qué tenía esa sonrisita y la mirada perdida.

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