Friday, July 10, 2015

capitulo 17

LA llamada telefónica de mi padre fue breve -informó Peter con gesto adusto mientras se sentaba frente
a ella en otro sofá-. Necesitó atención médica durante la llamada.
La enfermedad bien podía ser una excusa, pensó Lali sin hacer comentarios. Intentaba recobrar la calma. Ben se hallaba lejos, pero no se podía permitir pensar en ello por temor a volver a perder el control. Comenzó a darse cuenta de que habían cambiado las cosas. Peter Lanzani tenía temor de lo que ella pudiese hacer. El hecho de que desconectase la línea telefónica lo probaba.
Estaba desesperado por que el asunto no saliera a la luz y aprovechándose de ello, encontraría una forma de recobrar a Ben.
Había perdido toda su confianza en él. Ya no creía que Ben pudiese encontrar un hogar lleno de amor en Quamar. La gente decente y civilizada no se dedicaba a arrebatar niños inocentes utilizando la fuerza, el poder y el dinero para apoderarse de lo que deseaban sin pensar en el perjuicio que ello causaba. Y pensar que ella se había avergonzado de sus pretensiones! Al comparar su pecado con el de ellos, todos sus escrúpulos se evaporaron y supo que haría lo que fuese para recobrar a Ben. -Lali... por favor, escúcheme.
Los oscuros ojos esmeralda se clavaron en ella y sintió toda la energía que él ponía en resolver el problema.
Era muy inteligente, acostumbrado a negociar, y si no tenía cuidado, la avasallaría.
-Después de lo que mi padre ha hecho, no pretendo que le tenga compasión -prosiguió él, aparentemente imperturbable ante su silencio-, pero la muerte de Pablo ha sido un golpe tremendo para él. Y desde que supo de la existencia de su hijo, no ha cejado en su empeño por lograr conocer al niño antes de morir.
Parecía tan preocupado, daba la impresión de ser tan sincero, que Lali deseó volverlo a golpear. Sentado allí, el rostro bronceado reflejaba una perfecta expresión de comprensión y la profunda voz se modulaba para expresar el ruego razonable. Sintió deseos de ponerse de pie y gritar, volverlo a atacar, destruir esa fachada. ¿Cómo sabía si él decía la verdad? ¿Cómo podía estar segura de que él no lo había planeado todo de antemano?
-Me temo que la noticia de que conseguir la custodia de Ben llevaría más tiempo del que mi padre había pensado fue el motivo por el que se lo llevaron sin su permiso -se lamentó Peter.
-No se moleste en darme explicaciones -dijo Lali, altanera-. Quiero que me devuelvan a Ben, y si no lo hacen, se habrán metido en un buen lío. Estoy segura de que las leyes de su país no están por encima de las británicas y Ben, es un ciudadano británico
-Si esto sale a la luz, la familia de Pablo se verá terriblemente afectada. La prensa desvelará la vida privada de mi difunto hermano y la familia Lanzani se verá envuelta en un escándalo que tardará años en olvidarse.
-Pues alguien tendría que haberle dicho a su hermano que viviese de otra forma, ese no es mi problema -respondió Lali sin titubear-. Su familia y su país me traen totalmente al fresco. Lo único que me importa es Ben.
-Me dio la impresión de que usted estaba dispuesta a entregarlo de todas formas -replicó Peter-.
Lo que ha Sucedido está muy mal, pero Ben se halla ahora en Quamar y mi padre no lo devolverá.
-Entonces, lléveme con él -dijo ella, retorciendo sus pequeñas manos convulsivamente. -Mi padre la deportaría -dijo él. Su rostro se en sombreció-. La consideraría una influencia perniciosa para el niño. El informe sobre su estilo de vida y la forma de comportarse con Ben lo ha horrorizado.
-Entonces, si usted no puede hacer nada, ¿por qué sigue aquí? Será mejor que se vaya -preguntó Lali con voz temblorosa-. Tiene dos opciones: o me trae a Ben, o me lleva hasta él.
-Con un poco de tiempo, convenceré a mi padre de que le permita cierto acceso a su hijo, pero eso no es algo que se pueda conseguir de la noche a la mañana -razonó Peter, haciendo un gesto con las delgadas manos morenas que la fascinó.
Le habían enseñado a utilizar el lenguaje corporal, pensó con amargura. Los gestos que usaba indicaban honestidad y apertura. Pero no la engañaría tan fácilmente. Tras esos ojos fascinantes había una mente calculadora intentando lograr que ella aceptase lo que momentáneamente no podía cambiarse.

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