Lo tomó en sus manos trémulas y simuló leer las cuarenta y tres páginas llenas de cláusulas redactadas en una incomprensible jerga legal. En ninguna parte se mencionaba a Ben. Tranquilizada, suspiró.
La dejaron sola un rato y luego llegó Peter, acompañado por los abogados y un sacerdote de barba blanca y largas vestiduras que imponía un poco. Al cruzar su mirada con la seria de Peter, Lali palideció. Por primera vez se dio cuenta de que casarse de aquel modo iba en contra de todo lo que había aprendido a respetar en su vida. Se le hizo un nudo en el estómago y desvió la mirada. Sin embargo, en la mente se le quedó grabada su imagen: la adusta gravedad de sus atractivos rasgos, su apostura con ese traje gris claro, su autoridad en una situación tan extraña.
La ceremonia, para sorpresa de Lali, fue cristiana, lo cual la hizo sentirse peor, si cabe. Nadie dijo nada al finalizarla. Los demás salieron, dejándola a solas con Peter.
-¿Contenta? -susurró él con indolencia.
Lali asintió, dirigiéndole una mirada inquieta.
-Esto no habría sucedido si me hubieses dado otra opción -murmuró.
Peter la contempló con sus ojos brillantes color verde puro. Sin advertírselo en absoluto, alargó el brazo y la atrajo hacia sí, agarrándola de la cadera de una forma turbadora mente intima. Lali se ruborizó e intentó separarse, pero él la sujetó con fuerza.
-¿Qué haces?
-Probando el producto que acabo de adquirir -murmuró Peter.
-¿Co... cómo?
-No me gusta que lleves el cabello recogido –dijo y sus largos dedos le quitaron el pasador, dejándolo caer al suelo. Una masa de cabellos rubios se desparramó sobre sus hombros.
-¿Te crees de verdad que yo no planeo sacar provecho de este acuerdo también? -preguntó Peter, contemplando con cruel placer el hermoso rostro desconcertado. La soltó cuando menos lo esperaba, dejándola trémula y aturdida.
-¿A qué te refieres? -preguntó ella y se inclinó a recoger el pasador, intentando mostrarse desafiante a la vez. Echando la cabeza hacia atrás, se enroscó el cabello y se lo volvió a sujetar en un moño.
-Ya lo verás. Por cierto, has conseguido la alianza, pero no tienes título. Solo mi padre te puede hacer princesa y yo en tu lugar no me haría ilusiones.
-¿Y para qué iba yo a querer ser princesa? -preguntó ella, porque ni se le había ocurrido.
-Puede que, cuando nuestros caminos se separen, creas que te has ganado el privilegio -dijo Peter, suave como la seda.
Intentaba asustarla para que no fuese con él a Quamar, decidió Lali, elevando la barbilla. Pronto se enteraría de que ella no abandonaba tan fácilmente. En lo que a ella concernía, la boda la acercaba más a Ben. Y aquello era lo único que le importaba.
mas novela
ReplyDeletemas nove ♥
masss
ReplyDeleteotro porfavor
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ReplyDeleteMaasss
ReplyDeletesube mas genia
ReplyDeletemasssssssssssssssssssssssssssss
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