SIN siquiera una sábana con la que cubrirse, Lali se quedó helada y pálida en el colchón.
Qué tonta no habérsele ocurrido que el dolor que sintió al principio dejaría prueba de su virginidad. Pero no lo pensó. ¿Acaso no había leído una vez que los hombres no' se daban cuenta y que la práctica de algunos deportes rompía el himen?
-¿Quién eres? -exigió Peter, con tanta rudeza que ella se estremeció en el silencio expectante. -¿Me puedo vestir antes? -preguntó, indefensa en su desnudez.
-No.
Los ojos le escocieron mientras miraba fijamente la sábana.
-Habla, antes de que pierda la paciencia -le recomendó Peter.
-Rocio... la madre de Ben, murió esquiando hace cosa de dos meses -susurró vacilante, retorciendo los dedos a la altura de las rodillas-. Era prima mía. Nos llamábamos igual
-¿Igual? ¿De qué tonterías hablas? -la interrumpió Peter con irritación.
-Nuestros padres eran hermanos, Esposito de apellido. Y los dos nos pusieron Mariana. Es un nombre de familia. Cuando yo tenía ocho años, Rocio vino a vivir con nosotros...
-¿Intentas decirme que erais dos? -le espetó Peter con incredulidad-. Mírame antes de que te arranque de esa cama y te obligue a decirme la verdad!
Lali se sobresaltó y lo miró, topándose con la llameante mirada esmeralda, que la golpeó como un látigo.
-Vivía con Rocio. El apartamento y todo lo demás era de ella... he cuidado a Ben desde que nació – se apresuró a decirle con voz temblorosa-. Soy la niñera de Ben.
-¿Tú eres la niñera? -exclamó Peter con incredulidad-. ¿Eras la sirvienta de tu prima?
A Lali se le encendió el rostro e inclinó la cabeza sobre las rodillas, haciéndose un ovillo más y más pequeño. ¿La consideraba eso, una sirvienta?
-y sin embargo, has hecho que me case contigo -explotó Peter, acercándose al pie de la cama para agarrar la sábana y arrojársela encima con desprecio-. No pretendas que te tenga pena. No me impresionas, ya que no tuviste escrúpulos ante la mentira, el engaño o el chantaje. Si te echara desnuda como estás de mi casa, ¿quién me culparía?
Lali levantó la cabeza de golpe, con pánico reflejado en el rostro desencajado.
-Si lo que dices es verdad, y tienes el mismo nombre que tu prima, eres mi esposa. Sin embargo, eres una impostora y me has engañado, ya que no eres la madre de Ben y no tienes ningún derecho sobre él -exclamó furioso-. Pero ya me ocuparé de ti más tarde. No puedo hacer esperar a mi padre.
Peter salió a grandes zancadas, luchando con un deseo enorme de volver y exigirle una confesión más detallada. Al menos no había pertenecido a Pablo primero, probablemente ni siquiera lo había conocido. Eso era lo de menos, pensó Peter, furioso de que el único punto a favor de ella se le hubiese colado en la mente.
La verdadera Rocio Esposito podía haber sido muchas cosas, pero nunca había intentado engañar a nadie. Confiando en el informe de la investigación, se había dejado atrapar por una intrigante mentirosa y oportunista. La «fiel» niñera. Belen y luego aquello el mismo día.
Una hora más tarde, Lali se hallaba en un salón de la planta baja, fresco debido al aire acondicionado, mirando una maravillosa puesta de sol. Se había duchado y puesto un ligero vestido de algodón sin ninguna pretensión de ir a la moda y pensaba que ella era la culpable de encontrarse en aquella situación. Peter ya ni siquiera intentaría reunirla con Ben. Era la niñera de Ben, no su madre, y lo que era peor,Peter, estaba furioso con ella. Se lo había demostrado con la frialdad que inundó sus ojos al mirarla.
Lali comprendió que ella no podría pretender nada. Por el bien de Ben, le había hecho a él una jugarreta. Bastante había sido ya forzarlo a que se casase con ella. Pero descubrir que ni siquiera era la mujer que creía y que no tenía ningún derecho a reclamar nada, tuvo que ser la gota que colmó el vaso.
¿Cómo no se había dado cuenta de que, .cuando se enterase de la verdad, la única persona que podía ayudarla en Quamar se convertiría en su enemigo? ¿Por qué se habría ido a la cama con él? El sordo dolor en el centro de su cuerpo le recordaba el imperdonable error que había cometido. Hacer el amor con él cuando todavía fingía ser la madre de Ben solo podía empeorar la ofensa que le había causado, sería un clavo más en su ataúd.
eso le pasa tenia que haberle dicho la verdad, peter tiene toda la razon estar asi de enojado
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